domingo, 25 de mayo de 2014

La historia contemporánea de Europa contada a través de la más grande de sus elipsis


6 comentarios:

Blue dijo...

A perro flaco todo son pulgas.

Musutxuak Kez.

India dijo...

El 'Vaya mierda! es mío, lo siento, es lo que hay... poca expresión, rotunda y de otro.

India dijo...

(Perdón, aún cabe otra expresión de "otro", otra en este caso, y qué otra! y que a mí me enredó en lo curioso de jugar a relacionar las palabras del texto con ... yo qué sé... con el domingo varios años después...)

Es domingo por la mañana, las diez, en el cruce de las calles Jacob y Bonaparte, en el barrio de Saint-Germain-des-Prés, hace diez días. Un joven que viene del mercado de Buci avanza hacia este cruce. Tiene veinte años, viste muy miserablemente, y empuja una carretilla llena de flores: es un joven argelino, que vende flores a escondidas, como vive. Avanza hacia el cruce Jacob-Bonaparte, menos vigilado que el mercado, y se detiene allí, aunque bastante inquieto.

Tiene razón. No hace aún diez minutos que está allí –no ha tenido tiempo de vender ni un solo ramo– cuando dos señores “de civil” se le acercan. Vienen de la calle Bonaparte. Van a la caza. Nariz al viento, husmeando el aire de este hermoso domingo soleado, prometedor de irregularidades, como otras especies, el perdigón, van directo hacia su presa.

¿Papeles?

No tiene papeles de autorización para entregarse al comercio de flores.

Así, pues, uno de los dos señores se acerca a la carretilla, desliza debajo su puño cerrado y -¡eh!, ¡qué fuerte es!- de un solo puñetazo vuelca todo el contenido. El cruce se inunda de las primeras flores de la primavera (argelina).

Ni Eisenstein, ni nadie están ahí, para captar la imagen de las flores por el suelo, que mira el joven argelino de veinte años, escoltado a uno y otro lado por los representantes del orden francés. Los primeros coches que transitan por allí, y esto no puede impedirse, evitan destrozar las flores, esquivándolas instintivamente mediante un rodeo.

Nadie en la calle, excepto, sí, una mujer, una sola: – ¡Bravo!, señores –exclama–. Ven ustedes, si se hiciera eso cada vez, nos libraríamos pronto de esta chusma. ¡Bravo!

Pero viene del mercado otra mujer, que iba tras ella. Mira, tanto las flores como al joven criminal que las vendía, y a la mujer jubilada, y a los dos señores. Y sin decir palabra, se inclina, recoge unas flores, se acerca al joven argelino, y le paga. Después de ella, llega otra mujer, recoge y paga. Después de ésta, llegan otras cuatro mujeres, se inclinan, recogen y pagan. Quince mujeres. Siempre en silencio. Aquellos señores patalean. Pero, ¿qué hacer? Esas flores están en venta y no se puede impedir que se quiera comprarlas.

Apenas han pasado diez minutos. No queda ni una sola flor por el suelo.

Después de esto, los citados señores pudieron llevarse al joven argelino al puesto de policía.

Las flores del Argelino, M. Duras, en Outside.

Kez dijo...

Blue, me temo que esto no es un perro con pulgas, sino un perro con mucha rabia. No pica; mata.

Musutxuak!

Kez dijo...

India, me fascina la ceguera voluntaria, la perversión suicida de muchos de los medios de comunicación masiva, que se sorprenden, que se hacen los tontos, que se escandalizan, del auge de la extrema derecha, cuando han sido ellos los azuzadores del fuego, la electricidad que revive al FascistoMonster, nuestro Frankenstein.

Resulta que esta foto la puse antes de saber los resultados. Pensaba que la indignación haría subir la fuerza electoral ultra, pero que ganaran en Francia, Austria, Dinamarca, además de las subidas en otros países (también Croacia, con más del 40%)..., no entraba en mis previsiones.

En fin.

Atxutxones,

India dijo...

Esto ya te lo digo de cosecha propia, no usando nada de otros... A Marcela también le dije en LaIdiota... No estaba en mis previsiones tampoco, y al pensarlo, casi cabría que cambiara la palabra previsión por ilusión... de ilusa. Pienso que el interés y la entrega al ejercicio de fuerza por el voto es un arma que recargan con bellas y falsas palabras para dibujar eso, ilusión de posibilidad, "créanse que nos importan, siéntanse incluso parte del todo" y no es más que disfrazar de libertad un ejercicio de mentes enfermas de tiranía y fascismo... es, pienso, un oscuro y sucio y asqueroso puñetero juego psicótico... y asusta... muchísimo... asusta muchísimo no ser capaz de encontrar un mínimo de ilusión, sin ser de ilusa... me asusta...

Atxutxones

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