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martes, 2 de marzo de 2010

Retrato de un escarnio público contra un disidente del régimen

No es habitual escuchar o leer en los medios afines al régimen democrático declaraciones discordantes con el mismo régimen. El actor Willy Toledo lo ha hecho y sus reflexiones y, sobre todo, él mismo, han sido puestos en la plaza pública, en un lugar estratégicamente ubicado para poder recibir el mayor número de impactos de piedra.

 
Dos lectores de 20 minutos, preparando el material
antes de escribir sus dos comentarios.

Casi todos los diarios digitales consultados han coincidido en introducir en sus titulares las declaraciones de Willy Toledo relacionadas con Orlando Zapata. No hay que olvidar que desde que murió este preso que estaba en huelga de hambre, la prensa de nuestro régimen democrático no ha cesado en su ejercicio de lanzar noticias y opiniones que han servido para atacar al régimen cubano.

Con la irrupción de Willy Toledo en esta historia, el ejercicio mediático relatador cierra su círculo embriagante. Si Orlando Zapata había sido construído en nuestros medios como un héroe, ahora faltaba por poner en escena la figura del antihéroe. Y ya lo tenemos. Se llama Willy Toledo, el mismo ingrato que se manifestó en contra de la invasión ilegal de Irak, sí, el mismo ingrato que salió en la foto apoyando a la activista saharaui Aminatu Haidar. Sobre él recae ahora todo el peso mediático de un papel protagonista como antagonista de Orlando Zapata. Desde la publicación de la noticia, la plaza se ha ido llenando de curiosos que, ya que pasaban por allí, también le han cogido el gusto a ese ejercicio tan democrático de tirar piedras contra los ingratos de nuestro glorioso régimen democrático.

 
Los lapidadores se han agolpado en la plaza pública
desde primeras horas de mañana.

Cuando esta mañana he leído la noticia en 20 minutos (El actor Willy Toledo dice que Zapata "no era más que un delincuente común") había 1273 comentarios. Con el fin de retratar semejante acto de escarnio público, voy a copiar los diez mensajes anteriores y los diez mensajes posteriores al que yo he mandado. Creo que puede ser una muestra representativa del número, tamaño y naturaleza de las piedras que se están lanzando contra nuestro malvado antagonista.

Comentario número 1264 (firmado por un tal "Anti-Sgae"):
Pues vete a Cuba a disfrutar de un regimen militar pedazo de "artista español".

Comentario número 1265 (firmado por un tal "Yo"): 
Muy bien Willy por darte cuenta que en Afganistan los soldados no están de ayuda humanitaria si no en una guerra, igual ahora puedes alir a la calle a manisfertarte y de paso coges a la familia Bardem, para qu evayan contigo. Por cierto, va a volver a ver una pelicula tuya, tu puta madre.

Comentario número 1266 (firmado por un tal "Fer"):
Vaya sinverguenza.

Comentario número 1267 (firmado por un tal "El Clan de la Ceja Asesina"):
¿que teneis que decir los foreros de izquierdas que leeis estos comentarios y no os atrevéis a defenderlo?
Estos tipos están más cerca del nazismo disculpando a un régimen totalitario que de una ideología de izquierdas, defensora de los derechos humanos.
Nunca creí sus: NO A LA GUERRA, prefieren que en un pais prevalezca la figura de un dictador, como Sadam Hussein genocida reconocido, ó Castro en Cuba, asesino dictador, o Hugo Chavez, que ayudaba a ETA y les daba cargos públicos.
Lo peligroso es que esta gente son del clan de la ceja.

Comentario número 1268 (firmado por un tal "El cine español"):
Subnormal.

Comentario número 1269 (firmado por un tal "Selenita madrileña"):
vergonzoso, se describe el mismo, los que no piensan como ellos al paredón y luego viene a dar lecciones de democracia, que tienen todo el día la palabra facha en la boca.
A MAMARLA A CUBA

Comentario número 1270 (firmado por un tal "Pedro"):
Gente como tú seríais felices en una dictadura de izquierdas eh? verdad? venga, confesadlo. Una dictadura tipo cuba en la que a la gente del PP nos metieran a la carcel o nos fusilasen. Seguro que diríais que somos "delincuentes comunes". Me dais asco.

Comentario número 1271 (firmado por un tal "Ignacio Ruiz"):
Ayy Willy,willy,willy que gran estadista eres willy, que profundidad,que conocimientos, que cansino eres Niño Melón...

Comentario número 1272 (firmado por un tal "Titi"):
Es un actor mediocre que tiene que decir algo como esto para ser noticia. Seguro que habra ido a Cuba invitado por el Partido Comunista Cubano, asi quien no ve bien el pais.

Comentario número 1273 (firmado por un tal "Realidad"):
Este es el imbecil que vestia una camiseta de Ho Chi Minh en la entrega de los Goya...
menudo individuo...seguro que para el los khemeres rojos era una fraternidad de solidaridad y confraternizacion de camaradas...
Lo unico que puedo decir es que boycot, es una pena que viva de los subsidios... y que el hecho de que yo no valla a ver sus peliculas no cambia nada, ya que es una mamporrero mamapollas de este gobierno.
Eso si... puede estar seguro que no pienso ver ninguna de sus peliculas.
el niño melon ha resultado ser un niño hijo de puta.

Comentario número 1274 (firmado por un tal "Zabala Azkez"):
La opinión pública surgida de los regímenes democráticos digiere muy mal las opiniones contrarias a la líneas editoriales que conforman la prensa del régimen (ElPaís, ElMundo, ABC, Público, La Razón, etcétera). Los comentarios a esta noticia son un claro ejemplo. Willy Toledo ha sido valiente y ha dicho lo que piensa. Ahora va a ver lo que ocurre cuando alguien se salta las reglas: escarnio público. Así es la libertad de expresión que genera y fomenta el régimen (democratico).

Comentario número 1275 (firmado por un tal "Honorato"):
¿Entienden ya el porqué lo de la crisis del cine español?
FUERA SUBVENCIONES
A GANARESELO EN LA TAQUILLA

Comentario número 1276 (firmado por un tal "Fernando"):
Aparte de ser un mal actor, es incoherente: Una persona antiyanqui ¿por qué se llama Willy y no Guillermo, que por cierto es su verdadero nombre?.
Es raro que critique a "Sabaté" El Fenómeno, creo que es la primera vez que oigo a un "cómico subvencionado" criticar algo del gobierno. Por cierto, el gobierno de Castro no es tan idílico como parece, antes de criticar y hablar por boca de ganso, Guillermo, "chatín", infórmate.
Por cierto: un apunte para "EL CINE ESPAÑOL"; "subnormal" no es un insulto, sino un defecto. Por favor, di otra cosa y rectifica; se que no has querido ofendera quienes. por desgracia han nacido así.

Comentario número 1277 (firmado por un tal "Carmen"):
es vergonzoso,claro q estos actores de pacotilla tambien decian q eta mataba por su libertad, q son si no?igual q ellos,asesinos en la sombra,
 
Comentario número 1278 (firmado por un tal "Carmen"):
Y me pregunto yo,porq le decis fascistas cuando son de extrema izquierda? dejaros de Hipocresia q estos actores rojillos son de lo peor.

Comentario número 1279 (firmado por un tal "Un español más"):
Este quiere ser como ramoncin, vivir de las subvenciones del psoe hasta que se muera...

Comentario número 1280 (firmado por un tal "Yomehsmo"):
¿Que los aliados tiran bombas en una boda y matan civiles?...
Que pronto se olvida el atentado del 11S torres gemelas y el 11M en los trenes de Madrid....
Ahí si murieron civiles, ... y de donde procedian estos terroristas ¿?

Comentario número 1281 (firmado por un tal "JJ"):
Willy pírate.
Como me matan estos tios que van de listos por la vida y no se acuerdan de lo quen eran antes de salir en la tele y hacerse famosillos.

Comentario número 1282 (firmado por un tal "Enrique"):
no se puede dejar morir a nadie,ademas esta muerte se buelve contra el regimen Cubano

Comentario número 1283 (firmado por un tal "Elpidio Valdez", contestando a un tal Zabala Azkez, comentario 1274):
Luego tienes la Opinión PUBLICA de Regímenes como el cubano... (con GRANMA, la televisión cubana y tal...) que el que disienta.....
va a la carcel, se le pegan palizas, se matan de hambre y luego vienen actoruchos de 3 al cuarto COMUNISTAS y tipos como tu a decir que era un "DELINCUENTE COMUN".

Comentario número 1284 (firmado por un tal "EE"):
Entonces, de acuerdo con lo que leo en los mensajes, De Juan Chao es un disidente¿¿??
El también estuvo en huelga d ehambre porque no comparte la idea de España como nación y la combate "a su manera"
Alguien realmente sabe porque estaba preso este "disidente"¿¿??
Porque en Cuba si hay disidentes libres que se entrevistan con políticos extranjeros, salen de Cuba, etc y, casualmente, por ejemplo no quieren saber nada con la "disidencia" de Miami.
Lo primero que hay que hacer en Cuba es lograr que el embargo que sufre desde hace mas de 30 años sea levantado y a partir de ahi todo se andará. El pueblo cubano no es estúpido y sabe que esa es su peor lacra.
Porque tanto odio a castro¿¿??
No veo la misma reaccion cuando mueren opositores en Marruecos por ejemplo...y nadie llama asesino ni dictador al rey marroqui.
Cuanta hipocresia y cuanto borrego suelto!!!!!!!
 

 
Información adicional que regalaban los organizadores de la lapidación 
a los lapidadores poco antes de iniciarse el escarnio público contra Willy Toledo.

De los 21 comentarios, 19 son piedras contra Willy Toledo, de las cuales una va contra mí, y bastantes (¡!) contra Zapatero y sus muchachos ultra-izquierdistas.

Lo dicho, retrato de un escarnio público contra un disidente (dos conmigo) del régimen democrático, el único donde tiene lugar, dicen, la libertad de expresión... (Risas enlatadas)

viernes, 26 de febrero de 2010

Fumar está muy pero que muy feo

Al tiempo que el blog Palabra de Pez Abisal va cogiendo forma, también va sumando su número de lectores. El pez abisal está abierto a todo tipo de sugerencias y peticiones. Uno de los fieles lectores del blog, por ejemplo, me ha pedido que escriba una entrada sobre la cosa del fumar y sobre las estrictas leyes que se nos vienen encima a los fumadores. Ahí va...

Vamos a partir de una premisa de ficción que consiste en separar lo social de lo político, de lo cultural y de lo económico. Si se parte desde aquí, la tendencia a radicalizar las leyes restrictivas con respecto al consumo de tabaco tiene que ver, sobre todo y estrictamente, con lo social, por delante de las otras variables citadas y otras de menor entidad.

 
Modelo Papá Estado francés: tabaco consumido, sexualidad oral consumada.

Porque una sociedad blanda y light como la nuestra, donde muchos de los productos que se consumen tienen lugar en cualidad degradada (coca-cola sin cafeina, sin azúcar, jamón sin sal, cerveza sin alcohol, etcétera) fumar está muy feo. Al principio también se degradó el producto tabaco a categoría light, pero no fue suficiente. Digamos que el acto de fumar es un acto de ideología dura, anticuada, que ensucia y deja olor, características que no conviven bien con la progresiva metrosexualización estético-social que sufrimos. Los fumadores afeamos, ensuciamos y apestamos no solamente nuestros propios pulmones, también emborronamos el mundo: y de aquí parten las restricciones que después cogen forma en lo político.

Los discursos políticos que justifican las cada vez mayores restricciones sobre el consumo de tabaco suelen atenerse a dos caminos, el sanitario y el económico. Según su discurso, Papá Estado se preocupa de la salud de sus ciudadanos y tiene que establecer políticas activas que tiendan a un menor consumo. Papá Estado, sin embargo, no prohíbe la venta del producto, quizás porque aquí entra el factor económico: los impuestos derivados del tabaco son jugosos. Papá Estado, por otro lado, también se justifica argumentando que los gastos sanitarios derivados de enfermedades provocadas por el consumo de tabaco son muy elevados.

 
Modelo Papá Estado chino: los riesgos de perder la belleza roja.

Dentro del factor político resulta interesante remarcar los atajos de ficción que Papa Estado obliga a rotular a las marcas en las cajetillas de tabaco. "Fumar mata", "Fumar provoca cáncer mortal de pulmón", "Fumar provoca enfermedades cardiovasculares", "Fumar provoca impotencia" (para target masculino), "Fumar provoca un envejecimiento más rápido de la piel" (para target femenino) y un largo etcétera de microrrelatos terroríficos. Se habla incluso de poner fotografías de gingivitis, de radiografías con pulmones cancerígenos, de traqueotomías, y de otro largo etcétera donde Papá Estado dé rienda suelta a su pedagogía del terror. En otros lugares ya ocurre.

Estas prácticas terrorífico-sensacionalistas de Papá Estado no me parecerían criticables si se ejercieran de la misma forma contra otras prácticas también peligrosas. Se me ocurren ahora dos: un cartel en el coche donde ponga "Conducir mata" y otro en el altar donde ponga "El matrimonio mata". Palabras, claro, acompañadas con sus respectivas imágenes: cuerpos desmembrados entre los hierros y una mujer desangrada en la escalera de su casa.

 
Modelo Papá Estado yanqui: lo blanco es la vida; lo negro, la muerte.

Pero con respecto a la relación directa que Papá Estado establece en sus ficciones entre el consumo de tabaco y el cáncer de pulmón hay más cosas que no nos cuentan. Es evidente que fumar daña el pulmón, las vías respiratorias y el sistema cardiovascular, y que fumar no tiene por menos que predisponer al fumador a muchos más riesgos de padecer un cáncer de pulmón que los no fumadores, pero hay más causas que se invisibilizan que contribuyen a la incidencia de los cánceres de pulmón. Una de ellas es el nivel de desarrollo industrial en el que vivimos en los contextos urbanos.

Hace unos años se produjo una noticia (mil perdones, no la he encontrado en la red para poder enlazarla) que hablaba de dos estudios que se habían producido más o menos en el mismo tiempo, en lugares distintos y llevados a cabo, por supuesto, por profesionales distintos. Uno de ellos era un estudio sobre la contaminación atmosférica en Italia, donde se adjuntaba un mapa por colores de las zonas más industrializadas. El otro era un estudio sobre la incidencia del cáncer de pulmón en Italia, donde se adjuntaba un mapa por colores de los diferentes números de casos proporcionales. No recuerdo bien quién a quién, pero uno de ellos vio el trabajo del otro, superpuso los mapas uno encima de otro y ¡eureka!, los mapas eran casi idénticos. La noticia no era ni un estudio ni otro, sino la conjunción casual de ambos, y ocupó unas diez líneas en una columna de la derecha de la sección de Salud.

Las escasas diez líneas de cobertura mediática hablan de la carga política y de la invisibilización interesada de otras causas (que no dejan tan solo al tabaco en eso de buscar culpables) que derivan en los temibles efectos del consumo de tabaco. Quizás sería muy costoso para nuestro Papá Estado la elaboración de miles de carteles que debería ubicar en las zonas más industrializadas del país donde pusiera "Entrar aquí mata" o "Entrar aquí provoca cáncer mortal de pulmón". ¿Os imaginais el panorama?

 
Modelo Papá Estado brasileño: el gatillazo en el país de los tangas.

Dicho esto, estoy de acuerdo con que se produzcan normas donde se respete a los no fumadores para que no tengan que respirar el humo del tabaco en lugares cerrados.

Espero haber satisfecho la petición del lector que justifica este post.

lunes, 22 de febrero de 2010

Abu Ghraid y la tortura en nombre del Bien

A principios de 2003 la opinión pública occidental se dio un banquete exquisito: las imágenes donde los soldados norteamericanos humillaban y torturaban a prisioneros iraquíes en la prisión de Abu Ghraid. Ahora, siete años después, el Departamento de Justicia de EE.UU. ha archivado una investigación que se abrió contra los abogados defensores de los soldados, que justificaron las torturas para exculpar a sus defendidos (leer noticia aquí).

Las fotografías fueron mundialmente difundidas por los medios de comunicación de todo el mundo y supusieron, además de una inyección propagandista a favor de los enemigos del Imperio, más evidencias que operaron internamente dentro de cada una de las individualidades que conformamos ese entramado que aquí se opinión pública sostenedora del Imperio.



Toda imagen donde se relata la tortura de un ser humano sobre otro ser humano no tiene por menos que ser una imagen poderosísima. Desde un punto de vista estrictamente comunicativo podría afirmarse que la tortura es un acto íntimo entre dos sujetos (mejor dicho entre un sujeto torturador y un objeto que el torturador dispone entre sus manos). Pero desde el momento en el que entra en acción una tercera mirada (la nuestra como espectadores) el acto en sí (la tortura) necesita ser redefinido. Lo íntimo y personal salta la barrera de su propia naturaleza y se convierte en algo público y social. Haría falta saber de qué manera nos apropiamos de esa tercera mirada y de qué manera hacemos nuestro el acto de tortura que protagoniza el relato de las fotografías.

Lo cierto es que semejante acto de ostentación de la humillación puso ante nuestros ojos lo prohibido. Nosotros los occidentales accedimos a las fotografías mitad estupefactos, mitad excitados. Porque no hay que olvidar que esa tercera mirada es también la mirada de un voyeur que accidentalmente ha encontrado el ojo de la cerradura que le enchufa en conexión directa y sin atajos a su propia esencia cultural, vestida de demonios y no de dioses.


 
No obstante, el relato que nos esperaba dentro del agujero de la cerradura nos ofrecio una información contradictoria: los malos no eran ellos, los otros, los iraquíes en este caso; los malos éramos nosotros, los que mirábamos la imagen tranquilamente sentados desde los sillones de nuestros salones de nuestras casas. Nuestros mecanismos de identificación encontraron pronto su objeto: los torturadores hablaban una lengua conocida, vestían nuestros uniformes y posaban en las fotografías con una sonrisa estúpida que enseguida asociamos con la nuestra. Sí, éramos nosotros, los civilizados civilizadores, los prósperos prosperadores, los demócratas democratizadores, nosotros, el constante ejemplo ejemplizador.

¡Y vaya bullicio mediático que se formó! Me pregunto la naturaleza de tantos nervios y, sobre todo, las necesidades de tanto ruido, porque un gran número de personas que conforman las opiniones públicas occidentales está a favor de la mano dura. Al fin y al cabo el cuento con el que nos durmieron cada noche hablaba de una lucha entre el Bien y el Mal. El Mal había atacado al corazón del Bien. El Bien tuvo que ir a la busca y captura del Mal. Y el Mal residiía en unas coordenadas geográficas muy bien definidas: Afganistan e Irak. Así que todo lo que ocurriera en el territorio del Mal en beneficio del Bien podría estar más que justificado, torturas y otros juegos de guerra incluídos.

Pero lo escándaloso no fue la tortura en sí, porque todos sabemos que la tortura tiene lugar en los espacios donde se asientan las estructuras armadas del poder, y que muchos,precisamente, la justifican negándola. Lo que más dolió fue el hecho de enseñar las intimidades occidentales, ver(nos) en un retrato desde atrás, de culo sin depilar, pillados desprevenidos, sin haber dado lugar a las sesiones previas de maquillaje y puesta en escena que gustamos de hacer para realizar(nos) bellas fotografías sobre cómo el Bien termina imponiendose al Mal. 

Está claro que en Occidente y en cada uno de los estados que lo conforman, la causa noble no es luchar para que desaparezca la tortura, sino luchar para que se prohiba enseñarla y hacerla pública. Porque nos gusta el maquillaje para nuestros rostros y la ficción para nuestros relatos. Y las fotografías de Abu Ghraid se acercaban peligrosamente a lo documental y a eso que llamamos realidad.

¿Y qué hubiera ocurrido si los protagonistas de la fotografía hubieran intercambiado sus papeles? ¿Cuál hubiera sido el discurso? Habríamos tardado muy poco en llamar al torturador bárbaro, animal, irracional, loco, puto moro, y algún apelativo de la misma jugosidad. Es lo que ocurre cuando consumimos las imágenes que muestran las decapitaciones y otras formas de ejecución de occidentales y pro-occidentales en manos de grupos islamistas.


Estos mecanismos individuales donde se atribuyen de forma automática en los actores los calificativos positivos y negativos fluyen dentro de unos modelos de manipulación discursiva que han puesto en circulación nuestros medios de comunicación, invitados y empujados por los gabinetes de prensa de los gobiernos occidentales. Claro que la manipulación también opera en el otro lado, pero esa no es nuestra manipulación.

Esta disociación bueno-malo contamina la totalidad del juego comunicativo, hasta en los términos menos susceptibles de contaminación. Por ejemplo, en las categorías secuestrado y prisionero. Así, en todos los conflictos armados que han tenido lugar después de que se acuñase el término terrorismo internacional (Occidente versus Islamismo) uno de los nuestros que haya sido capturado por el enemigo solo puede caber en la categoría de secuestrado, nunca en la de prisionero. De manera inversa, los que nosotros llamamos terroristas solo caben en la categoría de prisioneros, nunca en la de secuestrados. Otra categoría dual es la que conforman los términos asesinato-ejecución. Por ejemplo, si la víctima mortal es de las nuestras se dice que el secuestrado ha sido asesinado en vez de que el prisionero ha sido ejecutado. Qué raro nos sonaría que en una de nuestras noticias se llamase terrorista a un soldado israelí o que tal número de jóvenes palestinos han sido asesinados por mandato del gobierno israelí.



Pero volvamos a Abu Ghraid. Estos días hemos sabido que los abogados de los soldados norteamericanos que torturaron a los prisioneros iraquíes han sido exonerados de posibles faltas por justificación de la tortura, pero hay que aclarar que ya entonces, al poco tiempo de haberse hecho públicas las fotografías, la revista Science publicó un artículo firmado por un grupo de científicos de la Universidad nortamericana de Princeton. La noticia se publicó en todos los medios occidentales (las agencias de prensa norteamericanas, preocupadas siempre por ofrecer información objetiva, hicieron llegar el mensaje al mayor número de países). El titular (para leer una noticia sobre el mismo estudio, aquí) recuerdo que decía algo así: "Cualquiera puede ser un torturador si se dan las circunstancias". Hostias, repetimos, se nos vendió como información objetiva... porque lo habían estudiado científicos... y su arma de convicción masiva se llama evidencia científica, te rogamos óyenos...

Ante este hecho peculiar, uno pudo hacerse entonces (y también ahora) las siguientes preguntas: ¿Trataba esa información de exculpar en cierta medida los abusos del ejército estadounidense en Irak? ¿Por qué, en el estudio, se situaba a la psicología del torturador en el mismo plano psicológico y cotidiano del lector? ¿A qué intereses respondía la publicación de esta investigación, en esos momentos? ¿Y por qué esas conclusiones?

La lista de "Cualquiera puede ser... si se dan las circunstancias" es infinita, pero los científicos de Princeton eligieron la que elegieron. Y la revista Science seguro que no dudó ni un segundo en decidir publicarla. El ejercicio pretendía una nueva (re)ubicación de la imagen del torturador en nuestra mente occidental, identificando su figura a la nuestra, asignándole al torturador características tan humanamente nuestras como el estrés, entre otras, causantes de ese comportamiento. Se puede argumentar, así, que el redactor de la información, siguiendo el juego de la revista, que a su vez seguía el juego de la investigación, que a su vez seguía el juego del gabinete de prensa de la administración yanqui, que a su vez seguía el juego de las multinacionales que estaban abriendo su mercado en el territorio del Mal, le estaba diciendo al lector que él mismo pudo haber sido el torturador, de haber estado allí y si se hubieran dado las circunstancias. ¡Hostias! Recuerdo que con esto la maquinaria de construir relatos me dejó boquiabierto. Esa historia era casi irrebatible.

Si, como decía el estudio, “cuanto más se ve a los enemigos como miembros intercambiables de un grupo diferente, más se propician las conductas abusivas”, de igual manera se podría justificar la actitud de alguno de los miembros de los comandos islamistas en territorio iraquí, con su política de secuestro de occidentales o pro-occidentales, de propaganda, de peticiones al bando enemigo y de final decapitación. De esta manera, cualquiera podría ser decapitador de occidentales si se dieran las circunstancias. ¿O no? ¿O es que el estudio riguroso sobre conducta humana de los del Princeton no valía para los soldados del Mal? No sé, quizás al ser descendientes directos de Lucifer su naturaleza psíquica y física sean distintas, y sus actos de barbarie se salten lo psíquico para hacer el Mal sin atajos y sin moral alguna. Eso va a ser...



Con respecto a lo que se nos enseña y se nos oculta es significativo tener en cuenta otras consideraciones que se hacen al respecto de la mentalidad estadounidense. Peter Davis, autor de la película Hearts and minds (1973), en relación a la guerra de Vietnam, demuestra, en interpretación de Ignacio Ramonet (En su libro  "La golosina visual") que "existe una lógica extravagante que rige las agresiones norteamericanas, aunque no sea suficiente para explicar los orígenes del comportamiento individual de los militares norteamericanos, cuyos excesos de brutalidad le parecen derivar de un cierto número de ritos, reglas y valores que rigen el propio funcionamiento de la sociedad norteamericana".

Esto fue dicho sobre los abusos de los soldados norteamericanos en la guerra del Vietnam. Treinta años después había cambiado el escenario, el Mal Rojo había sido vencido pero se había mutado en el Islam, los soldados norteamericanos eran otros, pero sus prácticas abusivas seguían siendo las mismas.

Pero tranquilos, desde el estudio riguroso y científico de los de Princeton, ya sabemos que cualquiera puede ser un torturador si se dan las circunstancias. Pinochet lo sabía muy bien: bastaba con ser un militar ultra-fascista y tener delante a un peligroso comunista. La tortura tenía lugar de forma natural.

La tortura siempre ha tenido lugar en nombre del Bien.

martes, 2 de febrero de 2010

Y colorín colorado Haití se ha terminado

"Estado de excepción" es una situación o categoría política de orden interno declarada por el gobierno de un país ante hechos extraordinarios o excepcionales. Tras el terremoto que tuvo lugar en Haití, un "estado de excepción" se ha ido forjando al tiempo que crecía el "estado de conmoción" de las opiniones públicas occidentales, bombardeadas de "primeros planos amarillistas" sobre la penosa situación de las gentes haitianas.

Algunos "negros" del Imperio se atrevieron a titular algunas noticias hablando literalmente de la muerte de facto del estado: "Haití ya no existe" se pudo leer en "El País". Así, mientras nosotros engullíamos capítulo a capítulo el culebrón emocional de Haití tras el terremoto, con la atención fijada en los personajes que sufren y, sobre todo, en los actos valerosos de nuestros paisanos bomberos y policías rescatando a los supervivientes, miles de soldados y otros mercenarios estadounidenses entraron en territorio haitiano para restablecer el "orden perdido". Porque, entre otras cosas, había que hacer respetar la propiedad privada a los hambrientos y desvergonzados haitianos protagonistas de actos de pillaje. Y claro, nuestro "estado de conmoción" no solo nos despistó del "estado de invasión" norteamericana: también nos ayudó a justificarlo.

A decir verdad, nuestro "estado de conmoción", inoculado por los "negros" del Imperio, nos despistó de todo, y más de la excepcionalidad propia derivada del hecho en sí (un terremonto deja patas arriba un lugar) y de las posibilidades abiertas que deja a todo tipo de relatos que, en un contexto de excepcionalidad nacional, unido al ímpetu invasivo de unos y al ímpetu conmocionado de otros, no tienen por menos que ser excepcionales.

Un ejemplo. Hace unos días una noticia que salió en "Público"  decía que en Haití se estaba amputando demasiado. La información saca a la luz algunas críticas de algunos médicos que se quejan amargamente de que en Haití se está produciendo algo que se denomina "medicina de guerra". Un párrafo dice así:

"He visto fracturas simples de brazo tratadas por medio de la amputación, mientras que podrían haberse curado", dijo al diario francés Le Monde el doctor François-Xavier Verdot, cirujano ortopédico y enviado con el equipo de los bomberos franceses. El doctor consideró que cuando las amputaciones son efectuadas "como guillotinas" el riesgo de infección es enorme porque el hueso queda al descubierto. 

Esto es el "estado de excepción", amigos occidentales ex-conmocionados por Haití. En ese duerme-vela en el que nos encontramos, a la espera de otra gran historia que ponga en primer término nuestra solidaridad, todavía somos capaces de generar algunos relatos residuales, o una especie de alucinaciones hipnagógicas donde la crítica toma vida justo cuando el sueño nos está venciendo. Es decir, que la crítica y el cabreo nacen de manera casi póstuma, con la naturaleza de un relato fantástico donde después de sentirnos ninguneados todavía nos sentimos fuertes para rebelarnos. Mañana ese conato de rebelión se nos habrá olvidado.

Ahora, cuando la atención mediática se está direccionando en otros escenarios, porque el tema se agota (y deja de ser comercial) y porque a los nuevos dueños de Haití les interesa así, nosotros, los sufridos individuos occidentales mediatizados dejamos de sentirnos tan conmocionados. Entonces ocurre que esta lenta recuperación desde la conmoción por Haití que conduce (como ha ocurrido siempre) al olvido por Haití, tiene un breve episodio final de crítica.  Es el epílogo épico de los relatos que nos contamos a nosotros mismos.

Y así es como sigue el espéctaculo, y así es como sigue nuestro relato sobre ese lugar en el que los mercenarios yanquis han logrado "controlar" el caos. Una vez hemos llegado hasta este punto, sabemos que el relato está por terminar: Haití volverá a ser lo que era, un país ninguneado con un gobierno teledirigido desde Washington, en un estado de excepción perpetuo al gusto de las potencias occidentales. Pero en este punto ya estamos dormidos.

En nuestros sueños estamos a la espera de otro acontecimiento que nos conmueva. Llevaremos nuestras cámaras allí. Pondremos nuestros ojos miopes allí. Abriremos cuentas solidarias. Eso es, que no decaiga el ánimo, una nueva conmoción está al caer.

Un leve ronquido empieza. Un hilo de baba cae a la almohada. Somos felices.

viernes, 22 de enero de 2010

Ejercicio aforístico


El aforismo:
Morder la carne-realidad hasta descubrir que el hueso es ficción.


El apoyo visual del aforismo: 



El apoyo aforístico del apoyo visual del aforismo original:
La opinión pública, ávida de engullir las noticias que le caen del cielo.

jueves, 21 de enero de 2010

Retroalimentación positiva

"Se ve como una virgen. Que hermosa y pura es nuestra princesa Letizia. Es bella y blanca de piel. Se ve como un ángel; en esta foto tiene una piel preciosa, suave y aterciopelada. Muy afortunado nuestro Príncipe de haberse casado con una mujer tan pura como ella; es todo tan bonito como un cuento de hadas. Felicidades por esta portada, está bellísima".

Este es uno de los comentarios que ha dejado una de las lectoras de la revista "Hola" (de esta semana) en su sitio Web después de haber visto en la portada la fotografía de Letizia Ortiz. En su emotivo comentario, la lectora no hace mención a las palabras a pie de fotografía: "Doña Letizia, deslumbrante como una princesa de Oriente".

¿Quién es la revista "Hola" y qué papel protagoniza como uno de los "negros" del Imperio? La revista "Hola" es la Gabinete de Prensa de los que vienen en llamarse famosos serios o con méritos. Y los integrantes de todas las casas reales de los reinos que todavía quedan por el mundo entran en esta categoría política. La categoría lleva implícita su antagónica, es decir, que si son famosos serios o con méritos, al mismo tiempo quedan fuera de campo entre los retratos de famosos no serios o sin méritos. Entonces, dentro de la prensa del corazón, la revista "Hola" haría el papel de la Aristocracia, mientras que las demás revistas conformarían una suerte de revistas del pueblo con gente del pueblo. 

No hay más que ver las formas. Por ejemplo, el estilo de la revista "Hola" sería el relato elegante y luminoso hinchado de mitos y leyendas (en este número a la princesa Letizia no le basta con ser princesa de España; es preciso extirparla del documental para vender a los lectores un magnífico cuento de ficción: es una princesa de Oriente que deslumbra); las demás tendrían un estilo más sensacionalista, más violento, más pasional, en resumidas cuentas, más verdulero.

Se confrontan aquí los modelos históricos de aristocracia versus pueblo, o "el saber estar y el saber decir" de la revista "Hola" frente al "no saber estar y no saber decir" de las demás. Siguiendo el ejemplo de la Antigüedad, el quiosco haría las veces de Asamblea o Ágora o plaza pública, donde ambas categorías pueden estar juntas pero nunca revueltas.

Pero entremos al interior de la revista ¿Qué se legitimiza aquí? A bote pronto diríase que la monarquía como modelo organizativo estatal, pero hay más. ¿Qué se pone en juego en este reportaje donde se da cobertura al primer viaje oficial de los príncipes de España al Emirato Árabe Abu Dabi? El público lector de la revista “Hola” asimila el discurso (formado sobre todo de imágenes) de la clase elitista o aristocrática. Si consideramos a la política como el trazo grueso y torpe de un cuadro llamado propaganda política, la prensa del corazón, junto con otras estrategias de poder, sería el trazo fino, casi invisible, pero siempre brillante, con el que se completa la legitimidad política imperante.

Hay un patrón de tratamiento que la revista “Hola” hace sistemáticamente cuando aborda informaciones relacionadas con las diferentes casas reales o familias aristocráticas mundiales.

Las fotografías que se adjuntan (aunque en el Hola estaría mejor decir que lo que se adjunta es el texto, debido al número y tamaño de las fotografías que suelen incluir en sus reportajes) hablan y lo significan, ya de por sí, todo. Muestran, en toda su grandiosidad, los escenarios de lujo (tanto los exteriores, jardines, paseos, árboles centenarios, como los interiores), los vestidos y trajes de los personajes, sus cargos, su sangre (trayendo continuamente al discurso su “casta”), etcétera; y también los detalles de los decorados donde tienen lugar las historias y los cuentos que cuentan, siempre suntuosos, de grandes y pesadas lámparas, kilométricas mesas, antiquísimos cuadros, etcétera.

Las palabras, por su parte, construyen un relato no menos grandioso de las familias aristocráticas, recurriendo constantemente a sus orígenes cuasi divinos. Cuando la información incluye el discurso pronunciado por algún rey ante su pueblo, sus integrantes suelen conforman el contra-plano “escuchador”, donde reside la emoción y los gestos “espontáneos” como los aplausos “sentidos” ante las palabras de su rey.

Reine donde reine la familia real o aristocrática cuyo poder se “legitimiza” en las hojas de la revista “Hola”, el público receptor español de los reportajes también participa, en cierto modo, de otro espectáculo, a otro nivel. Porque puede emocionarse igualmente, puede comentar con el del al lado la belleza de los vestidos y los palacios de ensueño que tienen los reyes en aquellas tierras lejanas y un tanto exóticas, o, en este caso los reyes españoles o los príncipes; y, cómo no, se puede cuchichear, y criticar, esas cosas que desde la Grecia Antigua, las clases dirigentes han permitido hacer al pueblo, cuyos elementos han estado ubicados históricamente allí lejos, inofensivos, en el gallinero.

Leer la revista “Hola” es, entonces, acceder a un boletín propagandístico político de primer orden y cuyo impacto y efectividad son triples: a corto, medio y largo plazo. Históricamente las élites se han hecho propaganda directa de sí mismas con el objetivo de perpetuar su situación ventajosa. Cada discurso, cada relato fantástico, cada narración mítica no tiene por menos que (re)ubicar al lector en su papel al tiempo que la clase dirigente se (re)ubica en el suyo: todo un ejercicio de sedimentación que cada semana (re)actualiza el poder y lo “legitimiza”.


"Se ve como una virgen. Que hermosa y pura es nuestra princesa Letizia. Es bella y blanca de piel. Se ve como un ángel; en esta foto tiene una piel preciosa, suave y aterciopelada. Muy afortunado nuestro Príncipe de haberse casado con una mujer tan pura como ella; es todo tan bonito como un cuento de hadas. Felicidades por esta portada, está bellísima".

A esto se le llama, entonces, retroalimentación positiva.