Recuerdo a Pepe Blanco haber dicho que España era el país europeo con más kilómetros de alta velocidad entre raíles. Recuerdo haberle oído destacar que la nueva variable era el tiempo, eso es, que las distancias habían dejado de medirse en kilómetros [esa idea obsoleta del pasado] para pasar a medirse en tiempo [esa idea embriagante del futuro], en horas, ¡qué digo en horas...!, en minutos.
La tontería era tal que quien discrepaba enseguida era tachado de ingratitud con el progreso... Se decía que los que cuestionábamos ese derroche feliz queríamos involucionar poco menos que a la Edad Media; que el futuro era eso y que no se podía decir no al futuro. La comunicación entre dos puntos en el menor tiempo posible, ese era el axioma que, convertido en pregunta [¿quién puede oponerse a que la comunicación entre dos puntos se produzca en el menor tiempo posible?], generaba de forma automática una respuesta: "nadie puede oponerse porque nadie sensato puede decir que no al progreso tecnológico y a las oportunidades que nos ofrece".
Hoy se ha sabido que RENFE va a eliminar el servicio del AVE directo entre Toledo, Cuenca y Albacete. ¿Por qué? Porque tenía una media de 9 viajeros al día; 9 viajeros de un total de 2190 potenciales. ¿Cuánto tiempo ha durado el servicio? Poco más de 6 meses. ¿Cuánta inversión se volcó sobre las obras del TAV que comunicaba entre sí estas tres ciudades manchegas? 70 millones de euros. Entonces, si el futuro era conectar estas ciudades en el menor tiempo posible, la fotografía del postfuturo son esos 70 millones de euros tirados a la mierda.
La fiebre del TAV [AHT en euskera: Abiadura Handiako Trena] también llegó a la Comunidad Autónoma Vasca [CAV]. El proyecto se llamó "la Y [griega] vasca", porque esa es la letra que se forma al conectar las tres capitales vascas:
Sí, yo estoy en contra de la "Y [griega] vasca". Mi oposición no tiene que ver con la conexión de Euskal Herria con Madrid y con París [en las largas distancias, la alta velocidad puede "justificarse"], pero sí con la [falsa] necesidad que nos han vendido, y que tiene que ver con que las distancias entre las tres capitales de la CAV se verán altamente recortadas por el tiempo que se ahorrarán los usuarios en los trayectos.
La CAV en su conjunto es como una gran ciudad. Hay multitud de desplazamientos diarios entre las tres capitales. Pongo el ejemplo de mi lugar de trabajo. Está en San Sebastián, pero la mayoría de los trabajadores se desplaza desde Bizkaia [Santurtzi, Barakaldo, Algorta, Durango, entre otros lugares]; otros tantos lo hace desde otros lugares de Gipuzkoa [Irún, Pasajes, Hondarribia, Zarautz...] y yo desde Álava, concretamente desde Vitoria-Gasteiz. Si continuo con el ejemplo, muy pocos de mis compañeros podrían coger el TAV para desplazarse a su lugar de trabajo porque, evidentemente, no tendrían a mano las estaciones de Bilbao y San Sebastián. El problema es que los territorios de Bizkaia y Gipuzkoa están salpicados de pueblos y ciudades de mediano y gran tamaño, y buena parte de los desplazamientos diarios parten de estos pueblos y ciudades.
¿Qué tipo de infraestructuras conectan ahora los pueblos y ciudades vascas? Un rápido repaso... si hablamos de coches particulares... La A-8 conecta Bilbao y San Sebastián [casi 10 euros de peaje] y la única vía alternativa es la N-634 [casi 2 horas para recorrer poco más de 100 kilómetros]. La conexión entre Vitoria-Gasteiz y Bilbao puede hacerse por la A-68 [casi 5 euros de peaje], con la N-240 como alternativa [una hora en poco más de 50 kilómetros]. Por último, entre San Sebastián y Vitoria-Gasteiz, la conexión surge de unir la AP-1 más la A-8 [casi 10 euros de peaje], con la N-1 como alternativa gratuita. Si hablamos de trenes convencionales, sí hay oferta, pero no es satisfactoria, al contrario que los autobuses, en donde no faltan viajes con unas frecuencias más que aceptables.
¿Y qué oferta de transporte ferroviario hay entre las ciudades vascas pequeñas y medianas? En Bizkaia, además de RENFE [desplazamientos largos] está Euskotren, que comunica varias poblaciones vizcaínas con Bilbao; en Gipuzkoa, RENFE, Euskotren y FEVE [otro servicio de cercanías, de vía estrecha]. En Álava solamente opera RENFE, porque no hay apenas poblaciones medianas o grandes en el territorio, exceptuando Vitoria-Gasteiz, Llodio, Agurain, y pocas más.
Cabe preguntarse: ¿por qué no se invierte más en las infraestructuras ferroviarias ya existentes? En frecuencias, en renovación de la maquinaria, en nuevas líneas, etcétera. Aquí se producen el grueso de los desplazamientos, entre Ordizia y Hernani, entre Arrasate y Eibar, entre Basauri y Durango, entre Agurain y Llodio..., entre todas ellas y las tres capitales vascas, y, también, entre las tres propias capitales vascas.
Las obras del TAV en la CAV tienen un presupuesto, aproximadamente, de 6.000 millones de euros [casi 5.000 euros por ciudadano vasco]. Seguramente, con menos de la cuarta parte de ese desembolso [es una estimación personal, especulativa], las necesidades [digamos reales] quedarían completamente satisfechas. Se podría decir lo mismo con las carreteras, y con la construcción de verdaderas [y gratuitas] alternativas de desplazamiento entre las tres capitales vascas. Con estas necesidades cubiertas [que son las que acercan a los ciudadanos entre sí y a los ciudadanos con sus lugares de trabajo, ocio y turismo], y si hubiera dinero restante, yo diría que sí a la "Y [griega] vasca" y a la "I [latina] española"...
[No vamos a hablar de los precios del TAV, que terminarán por definir un usuario concreto, seguramente poco aproximado al perfil obrero, o trabajador al uso...]
En fin... Esta mañana, mientras leía lo que ha ocurrido en Toledo, Cuenca y Albacete he pensado que la prisa quizás [nos] apriete, pero que la prisa por el futuro quizás termine ahogándo[nos]. Bildu ha ganado las elecciones en las Juntas Generales de Gipuzkoa; y Martín Garitano es el Diputado General. Históricamente, la izquierda abertzale ha estado en contra del TAV, pero Eusko Alkartasuna [EA], otro de los partidos que componen la agrupación Bildu, en su momento fue uno de los impulsores del proyecto. Por esto,porque pisar "moqueta" cambia [se dice que Bildu quiere cambiar las instituciones, pero antes podría ocurrir que las instituciones y el poder cambien a Bildu], y porque gobernar en minoría supone dejarse muchos pelos en la gatera, creo que Bildu no parará el TAV. Su último mensaje [ferroviario, sin citar el TAV] fue: "abogamos por un tren social", que supongo que será algo parecido a las necesidades que yo he expuesto más arriba. Así todos ganan, las multinacionales con el TAV, y los ciudadanos con el tren de toda la vida, pero mejor.
¿Será que no soy feliz, que no creo en el futuro, y menos en el progreso? ¿Será que soy anti-todo y pro-medieval? No sé...
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