Real Madrid versus FC Barcelona...
El partido en sí (el hecho, la confrontación deportiva de dos equipos históricamente rivales, el documento o la crónica de un acontecimiento) nunca es suficiente... En estos casos, la maquinaria hacedora de historias se pone en marcha. Y no hay historia sin héroes. Y no hay historia sin líderes que lleven a su grupo al éxito o al fracaso. Y no hay historia sin vencedores ni vencidos... La pasta de las historias-puré que nos sirven los hacedores de historias solamente alberga unos y ceros...
La siembra hecha imagen.
El espectáculo postmoderno es digital: no tolera el insoportable espacio que hay entre el todo y la nada... Los hechos (documentales), que generalmente asumen la desgracia de estar ubicados en posiciones más o menos intermedias entre el uno y el cero, se hinchan, se estiran, hasta alcanzar las cotas de espectáculo (ficción) deseadas por un público construido ad hoc por la industria del entretenimiento para el consumo de sus espectáculos teledirigidos. El espectáculo es, precisamente, ese algo de ficción que saca al espectador del tedio documental...
Entonces, una semana sembrando espectáculo. Y no solamente La Sexta, cadena emisora del evento, también el resto de medios dedicaron sus esfuerzos y su tiempo a una siembra prometedora. Lo llamaron el partido del siglo más partido del siglo de toda la historia, Real Madrid y Barcelona empatados, con unos números de record. Se preguntaban, nos preguntaban, que quién era el mejor, si Leo Messi o si Cristiano Ronaldo. Abrieron debate... Posiciónese la audiencia ante tamaño dilema. Estructuremos, desde una semana antes, el drama de unos y la risa de otros. Dibujemos, entre todos, una semana antes, los sitios que van a ocupar los vencedores y los vencidos...
De todo el despliegue humano y técnico de La Sexta, llama la atención el seguimiento que cuatro cámaras hicieron de forma continua a Leo Messi, Cristiano Ronaldo, Pep Guardiola y Manuel Pellegrini. El objetivo es sencillo: simplificar o descomplejizar el partido-conflicto, quizás demasiado indigerible como para ser asumido por una masa que ni conoce ni quiere conocer ni le han dado siquiera la opción a conocer las tácticas de juego, las variantes de ataque o de defensa, los posicionamientos y los marcajes, etcétera, cuestiones todas ellas habitantes del soso y tedioso mundo documental.
De todo el despliegue humano y técnico de La Sexta, llama la atención el seguimiento que cuatro cámaras hicieron de forma continua a Leo Messi, Cristiano Ronaldo, Pep Guardiola y Manuel Pellegrini. El objetivo es sencillo: simplificar o descomplejizar el partido-conflicto, quizás demasiado indigerible como para ser asumido por una masa que ni conoce ni quiere conocer ni le han dado siquiera la opción a conocer las tácticas de juego, las variantes de ataque o de defensa, los posicionamientos y los marcajes, etcétera, cuestiones todas ellas habitantes del soso y tedioso mundo documental.
El espectáculo es una máquina de generar deseo y un partido-espectáculo, para la masa, se convierte en el deseo incesante de cumplir un orgasmo colectivo que llegará cuando el balón se introduzca dentro de la portería rival... ¿Qué importan aquí las tácticas? Si la razón es la herramienta del documental, la emoción y su sustento es la herramienta de la ficción... y en el receptáculo-espectáculo no caben razones, así de simple.
Cuando el éxito son 80 puntos y el fracaso, 77.
Estos cuatro personajes elegidos para sintetizar y ficcionalizar el partido-conflicto fueron colocados de manera tal que el espectador del partido-espectáculo fuera testigo de una doble confrontación, donde irremediablemente, tras la resolución, no tendrían lugar medias tintas. Así, el triste, frío, racional y documental 0 - 2 final del conflicto-partido terminó siendo retratado con Messi y Guardiola triunfantes de sus respectivos duelos mediáticos contra Ronaldo y Pellegrini, respectivamente. No cabe otro reparto que este que fotografía a vencedores y a vencidos; y que solamente ensalza el éxito y el fracaso; y que atornilla las emociones del espectador con unos y ceros; y que dibuja los escenarios totalitarios y maximalistas del todo y de la nada.
La recolección, en cambio, sí abre huecos para el protagonismo de otros personajes que en la siembra fueron secundarios. Como antagonista de Cristiano Ronaldo apareció en escena Gerard Piqué, cuyas acciones también ayudaron a Leo Messi a ganar su batalla mediática contra su rival asignado. Y, sobre todo, Xavi Hernández, brillante en su papel de ayudante y asistente de Messi y Pedro, los goleadores del partido.
Pero ni para ellos dos ni para el resto de los ocho jugadores del FC Barcelona que no se llaman Leo Messi, ni para los otros diez jugadores del Real Madrid que no son Cristiano Ronaldo, había cámaras individualizadas. Igual que en el ajedrez, los peones raras veces son portadores de espectáculo y raras veces están capacitados para los jaque-mates. Solamente en algunas partidas suelen ser decisivos en el deseado orgasmo final, cuando llegan a convertirse en damas o cuando su posición ayuda a las piezas importantes (mediáticas en nuestro caso) en el ataque final.
Peón Xavi, peón Piqué y otros peones de ambos bandos, en plano general.
Sin la ficcionalización (que es lo mismo que decir cosmética) que lleva encima, el fútbol nunca se habría convertido en lo que hoy es, en la parte más sustancial y jugosa de la parte "circo" de eso que desde Roma viene llamándose política de pan y circo. La parte "pan" de la frase hoy sería el salario, pero ese es otro tema.
1 comentarios:
A lo largo de la semana incluso pudieron leerse titulares del tipo "el partido del milenio" para hacer mayo hincapié en la exclusividad del duelo.
La simplificación del partido en Cristiano y Messi es la misma que tiene la liga entre Madrid y Barça, en este campo se comparan talentos (incomparables, por otro lado) y en el otro presupuestos y número de aficionados.
más opio por favor!
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