martes, 30 de marzo de 2010

La auténtica dimensión y profundidad de "Callejeros"

En la página web que "Cuatro" destina a promocionar a uno de sus programas estrella, "Callejeros", puede leerse la siguiente auto-definición de la filosofía del programa: 

Modos distintos de entender la vida, colectivos desfavorecidos y personajes hechos a sí mismos que nos rodean y que, paradójicamente, sólo conoceremos en su auténtica dimensión y profundidad a través de las cámaras de Callejeros.


Periodistas preocupados por los colectivos desfavorecidos.

Bien, de los tres objetos que los de "Cuatro" han puesto en negrita es incuestionable que Callejeros nació con el propósito de dar prioridad al segundo de ellos, colectivos desfavorecidos. Su propio nombre, "Callejeros", aporta la principal pista sobre su carta de naturaleza y sobre su pretendida labor de programa preocupado por la realidad social de dichos colectivos desfavorecidos.

Esto conformaría el "mapa político" del programa, el cuerpo teórico digamos, pero, sobre todo, su principal vector de venta hacia un público televisivo determinado, al que van a dar a conocer estas historias con sus personajes en, repetimos, "su auténtica dimensión y profundidad a través de las cámaras de Callejeros". Después veremos en qué consiste eso de "auténtica dimensión y profundidad".

Desde su nacimiento, "Callejeros" ha ido acumulando varios premios y reconocimientos. El último, según la web de "Cuatro", en el I Festival de TV de Vitoria, el pasado verano: "el premio al mejor programa de televisión en la categoría de "Actual", como el producto que mejor ha reflejado la actualidad". Esto es un hecho innegable: el producto televisivo "Callejeros" gusta. 

Centrándonos en la categoría que "Cuatro" y "Callejeros" denomina "colectivos desfavorecidos" el resultado de la ecuación personajes (gitanos, drogadictos, inmigrantes, indigentes, prostitutas, síndromes de diógenes y otros enfermos mentales, cucarachas y ratas, etcétera) más escenarios (chavolas, los barrios más "bajos", casas "insalubres", etcétera) nos conduce a esa otra (auto) categorización (de venta) que es "la denuncia social".

Visto así, desde el propio discurso verbal de los interesados, la ecuación no conduce a ningún engaño. Otra cosa es cómo se termina el producto en las salas de edición. El montaje es lo que le otorga a toda obra audiovisual su sentido final, es decir, su discurso (y con él, su ideología) práctico y definitivo.

Y la narrativa audiovisual de "Callejeros" asume el axioma televisivo postmoderno del "visto y no visto", donde las preguntas del periodista, que se producen a un ritmo frenético, y la incesante sucesión de planos muy cortos de duración, conforman un objeto susceptible de "vistazo" mucho más que de lectura. Echar un vistazo podría equivaler a hojear un libro: ambas expresiones implican quedarse en la superficie del producto. La superficie se convierte, entonces, en muchos casos, en la "auténtica dimensión y profundidad" de "Callejeros".


Tres hombres y tres mujeres de negro 
posando sobre la superficie del problema.

La ideología del vistazo es directamente proporcional a la espectacularización de los contenidos e inversamente a la ideología de la información. Esto es, la información y el entretenimiento responden a lógicas de recepción diferentes, y opuestas la mayor parte de las veces. No sé está criticando aquí que "Callejeros" sea un producto que entretenga; lo que se está poniendo en cuestión es que el producto se venda como "informativo" cuando su proporción de información con respecto al entretenimiento es casi ínfima.

Esto nos conduce al tipo de espectador que la televisión construye a partir de los contenidos que ofrece y, sobre todo, a partir de la pedagogía resultante de vender una cosa donde se dice que prevalece lo informativo cuando en realidad está prevaleciendo el entretenimiento o, dicho de otra forma, la espectacularización de la información. El nudo gordiano del asunto reside en el propio medio de comunicación, la televisión, en la cual, todas las empresas (canales y productoras) no tienen por menos que someterse a la tiranía del zapping y al examen diario de los niveles de audiencia. Este espectador construído por la televisión cada vez tolera menos la información, que inevitablemente necesita tiempo, reflexión, crítica, contexto, etcétera, y demanda, sobre todo, impulsos de espectáculo, que terminan siendo chutes de sensacionalismo volcado sobre cualquier tema abordado en el medio televisivo.

La televisión (se incluye dentro de la televisión a las cadenas y a sus espectadores) se ha auto(im)puesto el deber de no aburrir, y el caso de "Callejeros" es paradigmático de cómo enganchar a una audiencia con unos temas presentados como sociales, temas que a priori huelen a aburrimiento pero ofrecidos a la audiencia como espectáculo susceptible de entretener como cualquier otro.

Carne-carnaza.

De esta manera, la denuncia social que preconizan "Cuatro" y "Callejeros" cuando venden su producto termina siendo carne-carnaza sensacionalista, es decir, que los objetivos terminan por travestirse hacia la misma inversión ideológica práctica de la que presumen desde la teoría. Esta dinámica es obvia sobre todo cuando los personajes protagonistas, según ellos, son los "colectivos desfavorecidos".

Entonces... ¿quiénes son los protagonistas de "Callejeros"? Si la lógica del resultado final del montaje-discurso obedece a la lógica de la oferta y de la demanda de, respectivamente, los contenidos y la audiencia, los protagonistas son los espectadores y no los "colectivos desfavorecidos". Y si el espectáculo se impone en detrimento de la información, los "colectivos desfavorecidos" están colocados ahí para otra cosa, quizás, como poco, como objetos contra-modélicos. Porque quien consume televisión es, sobre todo, la clase media, sentada apaciblemente en los cómodos sillones de sus amplios salones.

Por eso "Callejeros" tardó poco en incorporar en sus contenidos a la clase alta y su lujo. Así, "Callejeros" oferta a la clase media consumidora dos modelos de proyección antagónicos: hacia abajo, la proyección de la compasión, la solidaridad y, sobre todo, del asco y de la risa, que incita la clase más baja, cuya bandera es la familia desestructurada, el desempleo, las drogas y, en cierta medida, el ocio desde el punto de vista negativo; y hacia arriba, la proyección de la imitación y, sobre todo, de la envidia, que incita la clase más alta, cuya bandera es el lujo, la familia sin problemas y el ocio desde el punto de vista positivo.

La proyección de la buena vida también es 
comida sabrosa para la clase media.

Ambas proyecciones suponen dos jugosos relatos de ficción para la audiencia clase media, pero con diferencias. La principal es que la clase más alta siempre es más reticente a ser grabada que la clase más baja, entre otras cosas porque los primeros son conscientes de sus derechos a la propia imagen, al honor y a la intimidad, y los segundos no. Otra diferencia deriva en dónde se posa la espectacularidad. Mientras que en la clase más baja el sensacionalismo reside, además de en los escenarios, en los propios personajes, en la clase más alta es el espacio (casas, jardines, coches..., el lujo, en una palabra) el que asume las mayores cotas de espectacularidad.

En este punto, "Callejeros", cuando aborda a la clase más alta lo hace desde el respeto a la integridad personal de los personajes; mientras que cuando aborda a la clase más baja lo hace desde un ánimo pornografico exhibicionista, aprovechándose, muchas veces, de la ignorancia, o de la enfermedad mental, o de la embriaguez y otras toxicomanías de los personajes, que terminan accediendo sin mayores problemas a ser grabados para deleite de los que están sentados en sus sofás enfrente de sus máquinas expendedoras de imágenes e historias.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece muy interesante este artículo. Nunca me había parado a reflexionar sobre los aspectos que comentas de callejeros. Denigra al más débil y ensalza al más favorecido por la vida.
No obstante, hay una realidad en España a la que nunca habríamos podido acceder el gran público si no fuese por la incursión de este programa en esos "submundos" donde solo impera la ley del más fuerte.
Con Callejeros, a veces aprendo, otras me compadezco y otras alimento mi morbo.
Un saludo.

Kez dijo...

Gracias por el comentario Pensador Compulsivo.

Sobre lo que dices creo que cabe una matización que yo considero importante y que consiste en saber discernir entre realidad y representación de la realidad. El gran público, viendo "Callejeros", no accede a lo que tu llamas submundos, accede a las imágenes o representaciones de esos submundos.

Otra cosa, creo que la ley del más fuerte también opera en los barrios residenciales de lujo, pero de manera más soterrada. Bastaría con echar un vistazo a quién contrata a quién, con qué tipos de condiciones y contratos, etcétera, por poner solo un ejemplo.

Cuando tengo un poquito de tiempo te leo en tu blog, cuyo nombre, de momento, me agrada bastante.

Cuídate esas compulsiones... Jeje.

Saludos

Anónimo dijo...

Hola Jose, soy Paco.

No puedo estar mas de acuerdo con esta perspectiva. Siguen siendo claros ejemplos de visiones parciales y estereotipadas de las diferentes realidades sociales de las que se creen meros transmisores y, en mi opinión, son uno de los elementos perpetuadores de estas realidades que tantos minutos inmorales les proporcionan.

Un ejemplo muy reciente fue la escenita que el periodista deportivo Manolo Lama,catedratico de la sabiduria popular segun él, manda huevos..., nos proporciono en un noticiero de la misma cadena, donde no fue reprobado por ello.

http://www.youtube.com/watch?v=OCWf5nfjJl4

Otro dia hablaremos de la prensa deportiva.

Continuaremos en la brecha, un cordial saludo.

Kez dijo...

Gracias por el comentario, Paco. Estoy completamente de acuerdo con tu primer párrafo. Y sobre el energúmeno Lama, ciertamente, merece reflxión aparte, él y todos los perdiodistas deportivos energúmenos que tiene Cuatro en su plantilla.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

vergonzoso el programa de callejeros, no muestra la realidad de una región o zona, solo el morbo y telebasura

Gonzalo dijo...

Trabajo en el audiovisual y tengo un compañero cámara del programa con el que trato el tema. Callejeros no se limita sólo a realizar esta visión sesgada y pro-espectáculo de las clases más desfavorecidas sino que además en los casos de retratar a la "juventud descarriada" no se cortan un pelo a la hora de contratar actores a la hora de representar escenitas que corran viralmente por el youtube. En concreto el caso de los controles de tráfico al volver de marcha. Tenemos una amiga común que trabaja de actriz y es totalmente antidroga saliendo en uno de los videos con otros dos haciéndose la drogata. La tele es basura de cabo a rabo, ni lo dudéis. La tele es Gilette Sensor Excel y lo más revolucionario que encontraréis será el Comando Dixán.

Kez dijo...

Gonzalo, gracias por la información de primera mano. Uno puede imaginarse, desde la reflexión crítica, que detrás de "Callejeros" y de su maquillaje de denuncia social hay mucha mierda, pero en fin, lo que me dices trasciende cualquier ejercicio de imaginación. Es interesantísimo el asunto de cómo a la televisión (es decir, a los espectadores) ya no le basta con la realidad, necesitan un chute extra de ficción. ¡Hay que joderse cuánta mierda!

Y nada, gracias por pasarte por aquí y dejar tu rastro. He estado en tu sitio de myspace y hasta coincidimos en la música. Un saludo.

Anónimo dijo...

Excelente el punto de vista que se presenta aqui. Me parece que este programa es entretenido pero o informativo y que clarmente lo presentan como algo informativo (por el formato que tiene).
Yo creo que son realidades parciales y no de una localidad en concreto y el nombre de estos programas (por lo general el nombre de la ciudad) hace pensar que hicieron un reportaje investigaivo y que por lo menos buscaron cifras serias y fuentes confiables. pero nada mas lejos de esto. Además de que los reportajes los hacen para reforzar estereotipos de regiones.
No se si me gusta tanto el programa ya que una de las ciudades que mostraron la conozco y no me parecio para nada fiel como es el caso de "Santiago de Cali"
http://play.cuatro.com/directo/portada/callejeros-viajeros/ver/santiago-de-cali

Es injusto que segun el pais muestran un contenido u otro.Y se enfocn en cosas diferentes de acuerdo a imaginarios colectivos que se tienen de un lugar, cuando el programa lo que vende es que se informaan las otras perspectivas diferentes y modos distintos de entender la vida .

excelente articulo

Kez dijo...

Anónimo, gracias por comentar. Lo que dices, no me imagino al equipo de "Callejeros" haciendo mucha investigación previa sobre el barrio, ciudad, colectivo, etcétera, objeto del programa. Van con la cámara, graban todo lo que pueden y al final elaboran el montaje "infumable" que suelen hacernos tragar. Sin más.

Un saludo,

Publicar un comentario