La semana pasada vi los "MTV Video Music Awards 2011". Nunca antes los había visto, así que, cuando me topé con ellos en un ejercicio de zapping, me quedé, por curiosidad. Del espectáculo [porque, me guste o no, la cosa es espectacular] dos cosas me llamaron la atención: la religión y el racismo que emanaba de cada una de los hechos que tenían lugar en el show.
La religión estaba presente en la mayoría de los discursos de los premiados [las gracias a Dios, a Jesús, a la familia, etcétera] y, también, en la descomunal puesta en escena, con un "altar" principal y con varias "capillas" auxiliares, donde se alternaban las actuaciones y las entregas de premios. Para más "inri", cuando Beyonce anunció su embarazo, parecía la mismísima virgen, que se señalaba la barriga sin presencia de macho alguno. No hay duda, Dios ve la MTV...
Admito que leer la MTV en parámetros religiosos pueda no ser más que un derrape subjetivo, pero con lo del racismo la cosa cambia. Y esto es precisamente lo que voy a tratar de explicar a continuación. Buena parte de las actuaciones estuvieron protagonizadas por negros, por negros raperos, para ser más exactos. Lo mismo podría decirse de los planos de los artistas invitados al evento, muchas veces compuestos por grupos de negros, de negros raperos, con sus gorras, sus cadenas de oro, sus gestos, y con su extroversión y "naturalidad" frente a las cámaras.
Aquí es preciso pararse a discernir qué tipos de negros salen en la televisión americana. Son muy pocos; un tipo es el ya citado, negros que salen en los shows de la MTV; otro, los jugadores de la NBA. Antes de citar el tercero y cuarto tipos de negros, habría que decir que estos dos primeros grupos corresponderían a un mismo estereoripo, el del negro que entretiene, de forma positiva, digamos. En el tercero entramos en el tipo negativo, el delincuente, el asesino y el habitante de cárceles y corredores de la muerte. Este tipo de negro es, quizás, el que más se consume en los hogares norteamericanos, a través de sus televisiones, y en formatos tanto de ficción como de información. El cuarto tipo de negro que se consume en los Estados Unidos es, desde 2008, Barack Obama, que sustituyó a Condoleezza Rice y Collin Powell.
Que los negros sean los protagonistas de las historias sería un detalle sin importancia de no ser porque el contraplano de esas historias lo conforman, paradójicamente, los blancos. Bastaba con mirar los planos del público de la gala de la MTV para ver una aplastante mayoría de blancos. Sí que había algún negro, de la misma forma que también había blancos entre los artistas invitados y los protagonistas de las actuaciones, pero en porcentajes muy inferiores. Que la mayoría de invitados al show fueran blancos da una pista más que fiable del espectador-tipo que consume el producto-MTV desde sus casas. Entonces, podría decirse que los negros son un producto de consumo televisivo de los blancos. ¿Sería excesivo llamarlo tele racismo? No sé, lo cierto es que el negro termina siendo consumido por un sujeto blanco. O, dicho de otra forma, la clase media blanca norteamericana quiere a lo negros, pero dentro de sus televisiones, en las imágenes, en condición de objetos...
¿Os habéis fijado en el público asistente a un partido de la NBA? Son en su mayoría blancos, que disfrutan del espectáculo que les regala una mayoría de negros sobre el parquet. Me pregunto si esta distribución que se genera [negros jugando, blancos mirando] únicamente tiene que ver con el filtro económico que provoca el coste de la entrada; también, si esta misma proporción se podría extrapolar a los domicilios particulares de los que ven la televisión en los Estados Unidos. No sé. Lo cierto es que la hegemonía del poder [a pesar de la anécdota del cuarto tipo, Barack Obama] sigue siendo blanca en Norteamérica, lo cual nos indica que la distribución es más un asunto de clases que un asunto económico; el económico derivaría de la supremacía ideológica de unos, los blancos, sobre los otros, los negros. Un clasismo blando si se quiere, pero clasismo al fin, que en el caso yanqui incluye el racismo ideológico en el que ha devenido la [no tan] vieja situación de esclavitud de la población negra por parte de la población blanca.
Un caso similar al de la NBA, pero relacionado al mundo del futbol, me llamó la atención hace unos años. Fue durante el Mundial de Alemania de 2006. La selección de fútbol de Ecuador estaba formada casi integramente por jugadores negros. Cuando la realización de los partidos nos llevaba hasta el público, hasta los seguidores ecuatorianos que se habían desplazado a Alemania para seguir el campeonato de su selección, todos, sin excepción, eran blancos. Entre el público no se encontraba ni siquiera el tipo de ecuatoriano que todos tenemos en el imaginario, el indígena. Después pregunté a un conocido mío, ecuatoriano, del tipo indígena, si sabía por qué ocurría esto. Me respondió que los negros de Ecuador son los más pobres del país, los que se amontonan en las ciudades costeras buscando los trabajos más ingratos. Ellos, los indígenas, conformarían una suerte de clase media, que es la única que tiene opción de desplazarse a otros países para trabajar, en vista de que en su país no pueden. Mientras, los blancos serían los ricos; en el caso de Ecuador, los descendientes de los españoles que no se han mezclado con las poblaciones autóctonas desde hace más de 500 años.
Los casos de Ecuador y de la NBA ejemplifican la distribución del capital a través del espectáculo deportivo, algo que en el caso de los shows de la MTV, se conforma a través del espectáculo musical o del entretenimiento.
Históricamente también el fútbol mundial se ha nutrido de la clase baja para construirse sus mitos. Pelé y Maradona, por ejemplo, provienen de las clases más bajas de sus respectivos países. En general, el fútbol ha sido un deporte de extrarradio, digamos, para entendernos [la excepción sería, curiosamente, Estados Unidos, en donde la mayoría de jugadores de fútbol provienen de la clase media blanca]. Y no sería exagerado afirmar que el fútbol, sobre todo en sus inicios [pero todavía también un poco ahora], fuera un deporte de muchachos que, gracias al futbol escaparon de su porvenir obrero, en el mejor de los casos, o de su porvenir delictivo, en el peor. Este ejemplo casa perfectamente con los negros que juegan en la NBA. ¿Dónde estarían de no haber sido jugadores de élite del baloncesto? O bien en la calle, o bien en la cárcel, o, en el mejor de los casos, rapeando en un show con público blanco.
No hay que olvidar que los antiguos gobernadores de los territorios romanos se intercambiaban a los gladiadores como cromos. También había mucho dinero de por medio, para pagar a las stars-system del momento. Los gladiadores habían sido esclavos y ahora servían como carne de espectáculo que consumían las clases dominantes. Hubieran acabado muertos de no haber sido por que fueron los elegidos para el show del momento. Los gladiadores, también, disfrutaban de la compañia de las mujeres más bellas del lugar, algo que sigue ocurriendo con los jugadores de élite de fútbol en Europa y de baloncesto en Estados Unidos.
Spam y circo.
2 comentarios:
Creo que es lo que dijiste arriba: los quieren en sus televisores, como objetos.
Así pasa en todas partes. Nosotros también queremos a los gitanos en los tablaos ¿no?
Musutxuak, Kez.
Pero ocurre que aquí los gitanos son minoría minoría..., además,¿te imaginas un presi del gobierno gitano? No vamos a seguir por ahí que entramos enseguida en lo políticamente incorrecto, jajaja. Musutxuak,
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