lunes, 3 de diciembre de 2012

"Canino" (Yorgos Lanthimos, 2009)

NOTA: Esta entrada es una reedición de otra escrita el 26 de septiembre de 1010. La diferencia entre aquella y esta radica en que ahora, al final de la reflexión, puede verse la película completa, con subtítulos en castellano. Hablamos de Canino, el debut cinematográfico de Yorgos Lanthimos (2009):

Escribir sobre el argumento de la película griega “Kynodontas / Canino” (Yorgos Lanthimos, 2009) es tan sencillo como hablar de un padre de familia que no permite que su mujer (también cómplice) y sus tres hijos adolescentes tengan ningún contacto con el mundo exterior. La familia protagonista vive en una casa apartada con amplio jardín y piscina, y la valla que separa la propiedad privada del mundo exterior es, precisamente, el mismo límite que los jóvenes no pueden sobrepasar. El férreo sistema de conducta y comportamiento impuesto por los padres se tambalea con la entrada en la casa de una persona ajena a la familia.

La cosa empieza a enriquecerse (y a convertirse en un relato más complejo) si nos fijamos en las decisiones formales que usa el director para narrarnos su historia. De entre todas podemos destacar dos: la abundancia de planos fijos y, dentro de esos planos, la mayor importancia que se otorga al encuadre del espacio que al encuadre de los personajes. Esta segunda peculiaridad provoca que muchas veces los cuerpos de los protagonistas queden parcialmente fuera de campo, incluidas las cabezas (lo cual nos arroja retratos fugaces de cuerpos literalmente decapitados).

Esta manera de abordar la realización del film, con ese sinfín de planos rotos, descompuestos, torcidos, fuerzan al espectador a un estado de extrañeza del que no sale en toda la película. Algunos de esos planos fijos, además, son largos; es decir, que al director le interesa multiplicar esa incomodidad del espectador a través de la explotación de la variable del tiempo.

Sobre el tema (y aquí entramos en el nudo gordiano del asunto) el mismo director y co-guionista de “Canino”, Yorgos Lanthimos, en una entrevista que se adjunta al DVD, responde lo siguiente cuando le preguntan sobre el tema central de su película, la familia:

Con mi coguionista Efthmis Filippou queríamos hacer algo sobre el futuro de la familia tradicional. Me di cuenta de que estaba en vías de desaparición y que a buen seguro había gente que no quería que esto sucediera. Así que lo siguiente fue preguntarme qué sería capaz de hacer un hombre para mantenerla intacta a toda costa, creando un peculiar sistema de protección en el que los hijos no salen de casa y tan solo están autorizados a hacer ejercicio, jugar entre ellos y mirar vídeos caseros. Me pareció muy interesante imaginar a un padre que protege a sus hijos de la realidad privándoles de la posibilidad de distinguir entre lo verdadero y lo falso.

Siguiendo la pista de la temática central de “Canino”, la familia, el DVD incluye un contenido audiovisual extra en el que una psicóloga clínica (Eva Cedenilla) apunta las patologías psiquiátricas derivadas de los vínculos que se generan en la familia de la película, así como ciertas explicaciones de las acciones de sus personajes. La pieza (que se titula “Canino en el diván”) no deja de ser un catálogo de tópicos teóricos psiquiátricos, y aporta bien poco al tema en tanto que establecer las patologías que circulan en la familia que dibujan Yorgos Lanthimos y Efthmis Filippou así, sin salirte del marco de la ficción para adentrarte en las familias reales, deja el ejercicio solamente resuelto a medias. Porque las dinámicas que se retratan en la familia de la película, en mayor o menor grado, tienen lugar en buena parte de las familias occidentales de clase media.

No obstante, sostener que la familia es el tema único de “Canino” supondría subestimar la riqueza subterránea que rezuma hasta su superficie. Y es cierto que la familia está anclada, obstinada y omnipresentemente, en la superficie del relato que se nos cuenta, y que esa superficie es vastísima, y tal y como la presentan sus autores, inaccesible por la brutalidad y la represión que se representa, pero es igual de cierto que la familia es la unidad grupal mínima de toda sociedad y que una sociedad entera no es más que la suma de familias más otros grupos primarios y secundarios. Es decir, que la familia, lo que ocurre en ella, los roles de quienes las componen, los vínculos entre sus individuos, e, importante para el caso, las patologías que se generan dentro, existen a imagen y semejanza de la sociedad que las alberga. Y viceversa, la sociedad se construye a imagen y semejanza de los grupos que la componen. 

En este punto es donde “Canino” se rebienta a sí misma, dejando asomar algunas grietas en su superficie (la familia) que posibilitan un acceso directo a sus cimientos (la sociedad). Y si la familia que protagoniza “Canino” no es la nuestra, ni como la nuestra (es decir, que no hacemos nuestra la ficción que se nos cuenta), si lo es la sociedad que sustenta a esa familia. Y ahí ya no tenemos escapatoria, ni como espectadores ni como individuos de nuestra sociedad, esta sociedad desarrollada que llamamos primer mundo o mundo occidental.

Cuando se estrenó “Canino” en las salas españolas (mitad de mayo de 2010), Jesús Rocamora, en el diario “Público” comparaba a Lanthimos con Michael Haneke con la única diferencia del humor, presente, según el periodista, en la película de Lanthimos y ausente en la filmografía de Haneke. La cosa del humor y sobre qué objetos lo provocan es cosa subjetiva: quien escribe no se rió viendo la película. Pero sí que hay algunas partes en las que el absurdo de la situación posibilita un principio de (son)risa. Esta estrategia pseudo-humorística del relato, lejos de evadirlo, empuja al espectador hacia el centro mismo del problema, o del tema, en este caso. Y a efectos de una estrambótica carambola, al mismo tiempo que proporciona un empuje centrípeto hacia el horror, (el “humor”) facilita respirar (aunque sea fugazmente) fuera de la situación espeluznante que se muestra. E incluso se podría decir que Yorgos Lanthimos recurre al “humor” para que saltemos desde la familia de ficción hasta la sociedad de verdad. Es decir, que las situaciones “humorísticas” representan los únicos espacios en los que el espectador puede identificarse con los personajes hasta el punto de poder ubicar esas acciones fuera del contexto de la película y extrapolarlos a él mismo, como miembro quizás de otra familia, pero sí de la misma sociedad. 

Por todo esto las críticas y los análisis de “Canino”, sin dejar de hablar de la familia, abren otras vías de acceso y de significados. Por ejemplo, en otra pregunta de la entrevista que se incluye en el libreto del DVD, el entrevistador (Ángel Cruz) le sugiere a Yorgos Lanthimos que “el film puede entenderse como una alegoría que va más allá del tema de la familia”. El director griego lo afirma: 

Sí, a partir del momento en el que ya te planteas hasta qué punto un hombre, un líder, puede transformar a un grupo de personas, puedes empezar a aplicar los mismos interrogantes a la política y a la sociedad. La película puede ser también un comentario indirecto sobre la ilusión de las masas, sobre cómo los líderes mundiales y los medios solo muestran una parte de la información a la gente… Hay que evitar quedarnos dormidos sobre nuestras certezas, todo es cuestionable.

Esta lectura de “Canino” desde la temática social y política (lectura que no implica una intención previa de los autores sino que se establece por extrapolación directa de lo que deja enseñar del exterior está historia interior), se hace apetecible en tanto que enseguida se le asigna a esta familia horrible un correlato de sistema político igualmente deleznable, como lo son las dictaduras vistas desde nuestro punto de vista democrático. Lo dice sin complejos Jesús Rocamora en la cobertura de “Público” sobre el estreno de “Canino” (que se ha citado más arriba): “Extrapolar su lectura al control que los totalitarismos han hecho de los ciudadanos es casi de cajón”.

Pero no creo que lo que deje ver “Canino” debajo de su superficie sea una sociedad producto de un sistema totalitario, sino más bien todo lo contrario: la familia monstruosa de “Canino” es producto de nuestro sistema occidental democrático, donde surge la que llamamos sociedad desarrollada…

Dejémoslo ahí.

He aquí "Canino" (Yorgos Lanthimos, 2009):

16 comentarios:

Blue dijo...

Pasaba por aquí buscando una canción triste (es lo malo de hacer las cosas con cierto ritmo, ja, ja).
Vivo en una ciudad pequeña, con solo ocho salas de cine, así que ya te puedes imaginar cual es la oferta. Casi me consuelo leyendo tus comentarios sobre películas que, lo más probable, es que no las pueda ver...
Eso de que los personajes queden muchas veces fuera del cuadro parece muy inquietante, casi más propio de un thriller.
Y el tráiler...de lo más sugerente.

Saludos, Kez.

Sensei Katorga dijo...

Pues ni la había oído mencionar, la verdad, conozco poco del cine griego, apenas al gran Theo Angelopoulos y poco más así que me apunto lo que dices y quien mentas. Lo que dices de la familia y su jerarquización clásica me ha recordado un poco a la familia que se deja ver tras la muralla de la Metamorfosis de Kafka y a la transgresión del Faulkner del Ruido y la Furia. Saludos, no te volveré a llamar señor, claro. Jeje, agur.

Kez dijo...

Blue, Sensei, os pongo deberes: "Canino" es una de esas pelis que no deben pasarse sin ver (Blue, ya estás yendo al vídeo-club, porque si está a la venta también está en alquiler y Sensei, lo mismo...)

Sensei, no he leído (todavía) "El ruido y la furia", así que no sé, pero en la "Metamorfosis" la familia está presente de otra manera que lo está en "Canino". ¡A ver qué piensas tú si la ves!

Pronto la segunda parte...

(Y Blue, siento no haber satisfecho tus pretensiones musicales del día. Jeje. Otra vez será).

Un saludo a los dos.

Sensei Katorga dijo...

Deberes apuntados, la veré. Por cierto y cambiando de un poco de tema, ayer vi "Déjame entrar" en la que las relaciones son muy poéticas pero a la vez terroríficamente perturbadoras, tiernas y macabras. Me sorprendió bastante, la verdad. Supongo que la habrás visto así que saludos y buenas noches, jeje.

Blue dijo...

Te digo yo que esto no lo encuentro ni en vídeo-club.

Ya veremos...

;)

F dijo...

A mí esta película me fascina.

Porque es un cine riguroso, formal, coherente desde el primer momento hasta su última escena.

Y porque te plantea demasiados temas pendientes para todos nosotros.

Esa ironía de huir de la sociedad arruinada, contaminadora, monstruosa, para terminar en un hogar que termina siendo tan o más angustiante, es tremenda.

Y la traducción de Sinatra, cinco estrellas.

Eva CL dijo...

Por alusiones...
Bueno, lo primero agradecer el interés prestado en la pieza y la reflexión sobre ésta. Sin embargo me gustaría rebatir algunas cuestiones, para hacerlo más interesante...
"Catálogo de tópicos teóricos psiquiátricos":
Bueno, preferiría hablar de sucesos psicológicos y no psiquiátricos (siendo la primera mi disciplina), y de interesantes emergentes en la trama de la película en lugar de tópicos teóricos, puesto que mi reflexión tiene detrás el recuerdo de múltiples casos reales con dinámicas tóxicas presentes.
Sin embargo, tengo que decir, que estoy de acuerdo en que la película abarca mucho más allá de lo que es la familia nuclear, a pesar de que mi reflexión se centre en ésta. Quizás lo más apasionante de la película, es la gran cantidad de posibles extrapolaciones del contenido literal. Imaginar cómo una sociedad puede ser manipulada mediante la información que recibe, y la importancia de cuestionarse siempre el propio criterio sin encerrarse en él de una forma inamovible, se convierten inevitablemente en vertiginosas reflexiones a partir de ver Canino. Aunque, cómo dice el autor de blog, se trata de temática política y social que yo opté por dejar al margen de mi pieza, no por ello queriendo restarles importancia, sino por considerar que mi campo de actuación concuerda especialmente con el de la familia y su problemática.
Sin más, vuelvo a agradecer la crítica (no de forma irónica). Para mí es un placer recibir otros puntos de vista que enriquezcan mi trabajo. Ha sido una grata sorpresa encontrar el comentario en la red.
Un saludo,

Eva Cedenilla

Licantropunk dijo...

A mi me cuesta introducirme en la motivaciones del padre de la película: demasiado abyecto, demasiado cruel. Pero hay ejemplos sobrados de comportamientos parecidos en la vida real, que por supuesto superan cualquier ficción.
La comparación con el cine de Haneke es adecuada y el humor (aunque no da risa, como tal carcajada) lo dan las paradojas, las situaciones extravagantes que se producen.
Y el final es abrupto porque te quedas con la incógnita de qué le puede pasar a un muchacho de estos "aterrizando" en sociedad.
Saludos y enhorabuena por tu blog.
Volveré, como decía Arnold. Fijo.

Kez dijo...

@Blue, no desesperes. O mejor aún, te invito a que delincas con nocturnidad y alevosia: descárgatela...

@F, comparto tu reflexión, y sobre todo donde escribes que "plantea demasiados temas pendientes para todos nosotros"... Eso es lo que me tiene subyugado de la película, lo que deja ver del exterior del retrato interior, el "fuera de campo" ultra-narrativo [¡Hostias, necesito tratamiento. Escribo peor que Boyero!], donde también estamos los espectadores y nuestras vidas...

@Licantropunk, también suscribo lo tuyo, aunque en el final abrupto yo no me planteo incógnita alguna: porque creo que la curiosidad mató al gato [no soy más explícito por si alguien lee y no ha visto la peli todavía]. Así termina la "Canino" para mí.

@Eva CL, todavía estoy recuperándome del susto cuando vi que tú en persona me habías respondido. Luego te digo.

Un saludo a todos.

Blue dijo...

Ya está. Al final...on line ;)

Te cuento por partes y en el mismo orden que comentaste tú.
No tengo la sensación de que hayan quedado cosas fuera de plano. Juraría que eso no ocurrió nunca y que vi todo lo que tenía que ver. Curioso.
Es cierto que produce extrañeza, pero el silencio a veces es extraño y ese comportamiento robótico de los personajes ayuda.
Coincido contigo, más que la familia veo retratada a una sociedad. Tampoco la veo en crisis; hasta cierto momento funciona como un reloj.
Humor poco. No me hizo gracia. Un par de momentillos fugaces pero con tensión latente. Ni sonrisa ni nada.
Y coincido en lo último. No veo por ahí un sistema autoritario. Siguen las normas, juegan, están entretenidos, consiguen premios si se portan bien, creen que son felices, se sienten protegidos, los peligros siempre les vienen de fuera, se creen libres....Igual que nosotros.

Muy buena.

Por cierto, en muchas cosas me ha recordado a La Ciénaga.


Y ahora voy a tomar un anestésico.Me duelen los dientes ;)

Saludos.

Kez dijo...

Bueno Eva, lo primero agradecerte que te pararas a comentar en el Blog Abisal.

La "crítica" que le hago a "Canino en el diván" tiene más que ver con la pieza audiovisual en sí, y con la naturaleza del contenido extra, que con tus propias reflexiones. La discrepancia radica en mis propias expectativas como espectador. Digamos que "Canino" me dio tanto que después "Canino en el diván" me pareció poca cosa, en cuanto al enfoque sobre todo. Yo hubiera preferido que ese "extra" se extralimitase al tema "central" de Canino, no sé, que me llevase a otras familias (casos reales) o a un analisis de extrapolación social o política. Sin más.

Admito tu proposición de rectificación. "Catálogo de tópicos teóricos psiquiátricos" es un derrape en plena curva. Y los derrapes ya se sabe, son para impresionar. Jeje. Aunque las alternativas que propones sean demasiado "técnicas" para quienes no somos psicólogos. En fin.

Próximamente habrá una segunda parte de esta entrada en la que intento abordar las extrapolaciones sociales y políticas que se dejan ver a lo largo de "Canino". Espero que lo leas para que sigas "amonestando" mis derrapes.

Te devuelvo, literal, tus palabras: "Para mí es un placer recibir otros puntos de vista que enriquezcan mi trabajo. Ha sido una grata sorpresa encontrar el comentario en la red".

Un saludo,

Anónimo dijo...

Hola de nuevo!
La verdad que Canino daba tanto de sí que tuve que optar por comentar terrenos en los que me sentía con capacidad para ello. Es cierto que en un diálogo con alguien puedes aportar ejemplos de casos reales, y que sea algo más interesante, pero para hacerlo en un reportaje individual hay que tener tablas... Yo misma cuando he vuelto a ver la pieza me dan ganas de intercalar comentarios nuevos. Aunque creo que me conformaré con tomar nota para la próxima vez...
En cuanto a los derrapes...no pretendía reclamar una justificación ni una disculpa. Me encanta que haya gente que se atreva a reflexionar sobre temas psicológicos sin necesariamente pertenecer al gremio, al igual que me encanta poder rebatir sobre éstos, y si ambos podemos sacar algo, mejor que mejor.
Por otro lado, sería un placer poder comentar en tu blog cualquier asunto en los que dices he sido excesivamente técnica. Puede que esta sea mi segunda oportunidad para expandirme...
Independientemente de ello, estaré atenta a la segunda parte de la entrada con la tarjeta roja preparada para cualquier desliz.
Un saludo,

Eva

Kez dijo...

Blue, se me había pasado tu último comentario a esta entrada. Gracias por la disposición a verla después de la invitación / obligación. Jeje. Comparto lo que dices.

Las cosas que apuntas en tú último párrafo ["No veo por ahí un sistema autoritario. Siguen las normas, juegan, están entretenidos, consiguen premios si se portan bien, creen que son felices, se sienten protegidos, los peligros siempre les vienen de fuera, se creen libres....Igual que nosotros] son la líenas de abordaje de la segunda reflexión sobre Canino.

Por cierto, no he visto "La Ciénaga". Ni "Déjame entrar" [Sensei], y hace poco me volvieron a hablar de esa película estando comentando cosas de "Canino", así que algo tendrán, seguro, en común...

Un saludo

Blue dijo...

Bien, bien...pues esperando canino 2, ja, ja.

Saludos.

Anónimo dijo...

¿¿¿Para cuando Canino 2??? jeje, ¡estoy impaciente!
Eva

Kez dijo...

Hola Eva. Mil perdones. La entrada de Canino 2 está en la "nevera", a medio hacer, así que en vista de que hay impaciencia me pondré a ello esta semana.

Un saludo [y gracias por seguir ahí, a pesar de la espera; espero que no llueva allí donde estés, jeje].

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