domingo, 16 de diciembre de 2012

Cómo se hizo "Santa Madre Virgen Reina"


Yo muero en ti

Lo sé: Chrysta Bell canta en "I die" una desgracia, por eso no puede salir del loop "yo muero en ti". "I die" puede ser una historia de pena máxima y de gloria bendita, pero yo apuesto por la primera, donde un amor se ha entregado hasta las últimas consecuencias. Hasta la desintegración del yo. Forma y fondo: la canción se muere en sí misma ante semejante maquinaria castradora de la repetición; desde el minuto uno, es una canceladora automática que hace trizas todo atisbo de relato que pudiera contener la canción. Forma y fondo: la única frase de la canción, "yo muero en ti", solamente ilustra la condena de un presente perpetuo. No hay tiempo. No hay vida. Muerte, solamente.

Por su parte, la voz de Bell se mueve entre la frialdad, también mortuoria, y una sensibilidad, ya congelada, o disecada, como se prefiera... En términos de interpretación, esa voz solamente le pertenece al cuerpo que la emite la primera vez que canta la frase; a partir de la primera repetición, la voz comienza a sufrir su proceso de orfandad. Al final, la canción ya no es de nadie: queda suspendida en una suerte de nada, sin asideros, sin objeto.

"I die": [PLAY]



En esta canción nace el vídeo "Santa Madre Virgen Reina". Solamente tengo que buscarle imágenes que la vistan. Mientras, me formulo dos preguntas cuyas respuestas deben servirme; una, ¿a quién se le puede decir "yo muero en ti"? [los románticos dirán que a un amor, sí, pero Bell, con la ayuda de David Lynch, se pasa de rosca en la entrega amorosa para llegar al lugar donde habitan los monstruos], y dos, quizás la más importante, ¿quién puede decir algo así? "I die" permanece huérfana de imágenes durante varias semanas; al tiempo que yo sufro la orfandad de respuestas. 


Ruega por nosotros

Aunque no sé si más "espera" que "búsqueda"... En la espera, lo que buscas también llega: solamente hay que saber esperar, sin prisas. Porque espero las imágenes y, de repente, me cruzo con más sonidos, con la oración a la Virgen, que cae del cielo. Ocurre en el coche, en una de las vueltas a casa desde el trabajo, haciendo un zapping de radio. Así se me aparece la Virgen. La primera vez que escucho la oración me parece decadente, monstruosa, de unas voces ciegas que han claudicado en mirar la vida documental desde sus cuerpos, para delegar cualquier experiencia sensitiva en favor de la asunción de la ficción de su fe. El cristianismo es una esperanza baldía, que deja los cuerpos destrozados como si los hubiera arrasado una catástrofe natural de gigantescas proporciones. Una voz femenina arenga a que un coro femenino responda con la frase "ruega por nosotros". Una y otra vez. Una y otra vez. La repetición, de nuevo; densidad mortuoria del conjunto que deja poco lugar para la respiración: no hay aire, tampoco hay vida. 

De nuevo, la muerte. Al final, la oración tampoco es de nadie: porque fulmina toda vida a varios kilómetros a la redonda. Igual que la canción, la oración queda suspendida en una suerte de nada, sin asideros, sin objeto. Oración y canción: hermanas que sintonizan por el efecto-repetición y la causa-muerte, pero diferentes en su capacidad intrínseca de siniestralidad: la canción castra de forma individualizada, al tiempo que la oración asfixia de forma colectivizada.


Santa Madre Virgen Reina

Ambas voces en un mismo cuerpo podrían complicar la búsqueda-espera de las imágenes, pero las imágenes no tardan en llegar, desde Zaragoza, a través del vídeo que me envía un amigo vía WhatsApp.

Ver la imagen original antes que el vídeo sería un spoiler imperdonable, así que, antes de entrar en las imágenes, vemos el vídeo. 

Santa Madre Virgen Reina: [PLAY]




24% de desempleados

Mi amigo me envía el vídeo unas semanas antes de la Huelga General del 14 de noviembre. Yo le había pedido imágenes que ilustraran el ambiente de lucha obrera que había en Zaragoza en esos días previos, en vista de que el ambiente en Euskal Herria era escaso por la negativa de los sindicatos vasquistas a secundar la huelga internacional. Y él me manda varios carteles, algún folleto y un par de vídeos. El vídeo del muro me seduce al instante. Podría convertirse en un disparo, pienso, pero me falta el cómo.

[PLAY]




El Prólogo de Béla Tarr

¡Cómo no acordarme del Prólogo que Béla Tarr hizo para "Visiones de Europa"! Pero pienso que si uso estas imágenes tengo que darle la vuelta al discurso de Tarr, retrato de un drama colectivo que busca la solidaridad del espectador y cuyo único punto de fuga [tanto para los personajes como para el espectador] es la esperanza en un cambio. Aunque los personajes de Tarr hacen cola para conseguir comida [bien tangible] y las sombras del muro hacen cola para obtener trabajo [bien intangible], y aquellos caminan hacia la izquierda y estos hacia la derecha, hay un punto que los ubica en el mismo arco dramático: la esperanza, o la fe, en el Estado. 

En este punto, varios días o semanas después de haber recibido el vídeo, las dos preguntas abiertas con "I die" se responden: cada sombra canta "yo muero en ti" y todas juntas recitan "ruega por nosotros". El espectador, desde el principio, no encuentra un asiento sólido sobre el que sentarse para mirar el transcurso de estas sombras: finalmente, cuando descubre donde van las sombras, y de qué forma lo han hecho, es sentado a la fuerza en un lugar que no ha elegido. 

Las sombras [y todos tenemos una, recuerdo] caminan ciegas hacia una oficina de empleo. Le piden cuentas al Estado, al que reclaman atención y solución a sus problemas. En el prólogo de Tarr, el Estado, en su versión de beneficiencia, sigue funcionando, supone un alivio para personajes y espectadores, cuando finalmente vemos en qué termina el travelling. Una vez subvertida esta complacencia izquierdista con el Estado, solamente nos queda una cosa: cuestionarlo y, si hace falta, destruirlo. Nuestra supervivencia está en juego.

¿O acaso los Estados no han prostituido a sus democracias con los proxenetas del mercado? ¿O no nos han arrojado a las fieras? ¿Alguna vez los Estados han demostrado alguna capacidad de ser solidarios, más allá de las limosnas?

El Estado nos quiere débiles. Le gustamos como plañideras que lloramos el drama ajeno. Y el drama consumido en los medios no transforma nada; es contrarrevolucionario. Incita a la limosna, es decir, a la castración de todo cambio mediante la perpetuación del Sistema. Mientras, de forma individualizada le cantamos [al Estado o la carne del Sistema] "yo muero en ti", al tiempo que colectivamente le coreamos "ruega por nosotros". 

Así no vamos a ninguna parte es la moraleja de "Santa Madre Virgen Reina".


Un paréntesis: la crisis de Europa

[La crisis por la que atraviesa Europa está demostrándonos que una unión de Estados es incompatible con una comunión de solidaridades. Los griegos se mueren, los portugueses se desangran y los españoles se consumen..., bajo la despectiva superioridad de otros Estados, que lejos de estirar la mano izquierda de la solidaridad, aprietan con la derecha de la austeridad. Y sin embargo, nosotros, nuestras sombras, seguimos esperanzados en que el Estado, en que los Estados, nos solucionen la vida, nos busquen trabajo, nos den la prestación, e, importante, impida que nosotros los ciudadanos de la clase media, caigamos en la exclusión social].


El nuevo ídolo

El hombre mató a Dios, se sintió huérfano y acto seguido creó al Estado, erigido como el nuevo ídolo en boca de Friedrich Nietzsche: "Todo quiere dároslo a vosotros el nuevo ídolo, si vosotros lo adoráis: por ello se compra el brillo de vuestra virtud y la mirada de vuestros ojos orgullosos".

Dejemos de llorar, dejemos de pedir, dejemos de humillarnos... No somos sombras; somos hombres y mujeres, de carne y hueso. 

¡Vamos! Acción.













6 comentarios:

India dijo...

La voz de Chrysta en este tema, si cierro los ojos y la visualizo es un monitor de pulsaciones... esas máquinas que hacen curvas de vida con el sístole/diástole de nuestro corazón... y que oscilan arriba y abajo sobre un línea recta... base... a la que la curva cede y en la que se une cuando suena el último latido y ... agur.
Dicho esto, subjetivo y muy básico y falto de todo... qué decirte del resto!, jugando... saber cómo llegas al "final vídeo" con las imágenes, la canción, la oración... va acelerando el pulso al leer, casi se nota la sangre fluir, y cómo coge un@ temperatura y todo... Qué grande, shikillo.
No sé ni por dónde empezar, me he quedado alucinando con el cómo...
De SantaMadreVirgenReina, afú... tampoco sé si me llevo una bofetada sola o son varias... Son varias, sí. La más brutal es el final, pero es que hasta esa final no me doy cuenta de las que me ha dado antes, claro. Paciencia, espera... para llegar a ello y arenga final a que no esperemos más... No deja de ser un loop, de nuevo...
Me gusta la magia de bambalinas, de todo detrás, de lo que sucede por detrás de los focos. Así que me he quedado nokeada con haberlo visto en la entrada. Y me gusta que aun así, sigue siendo y formando parte del mismo bucle...
Nada, ya recuperé mis pulsaciones normales y mis manos frías jejeje toca ver de nuevo el trabajo ;-)
Enhorabuena, grande tú.
Atxutxones

Kez dijo...

El cómo es siempre importante. Y debajo de cada idea hay todo un lado subterráneo del iceberg. El cómo siempre tiene que sostener al qué. Gracias por el comentario, India. Atxutxones,

(La canción de Bell, se mire por donde se mire, es la muerte, jeje)

marcela dijo...

El cómo es la cuestión Kez, lo has bordado todo, además estoy especialmente sensibible, con todo, de todo, y soy una gota que se pierde en su sombra.
Todo lo que sucede ahora mismo sucede en la sombra. Y la belleza sólo es el comienzo de lo terrible que dijo Bretón, o por lo menos se lo apuntó.
Un abrazo por sostener el discurso de esa manera.

marcela dijo...

Acabo de ver El hombre de Londres de Bela Tarr, que no la había visto.

India dijo...

[El hombre de Londres, Bela Tarr... búsqueda, gracias!, achuchones]

Kez dijo...

Gracias Marcela. Seremos sombras que van juntas. Un abrazo de vuelta,

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