lunes, 1 de abril de 2013

Viaje de redención

No recuerdo con exactitud un aforismo de Nietzsche, que decía algo así como que más vale una afirmación rotunda que cualquier demostración; o que donde hay una afirmación fuerte no cabe su demostración; o que cualquier demostración siempre debilita toda afirmación ya expresada; o que cuidado con malograr una rotunda afirmación con baldías demostraciones... No recuerdo... Intenté rescatarlo de la memoria el sábado por la noche, mientras veía a Ada Colau, la portavoz de Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), en el programa "La Sexta Noche", explicando [e intentando demostrar, también, su legalidad] qué es el escrache; y he intentado rescatarlo también hoy, mientras escribo esto, sin suerte, ni siquiera por la vía de la búsqueda en Internet. Aún así, comienzo con este aforismo, cualquiera que sea, porque en él reside la idea sobre la que va a orbitar todo lo que se va a decir a partir de aquí.

En agosto del año pasado, miembros del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), liderados por el alcalde de Marinaleda, José Manuel Sánchez Gordillo, asaltaron dos supermercados, Mercadona y Carrefour, en Écija y Arcos de la Frontera, respectivamente . Se llevaron varios carros de alimentos, que después repartieron para varias familias sin recursos. No hay mayor afirmación, o, dicho de otra forma, no cabe mayor rotundidad en una afirmación, que un acto en sí, cualquiera que sea la naturaleza del acto en sí. En este caso, el acto en sí del SAT encierra toda la potencia comunicativa necesaria en este contexto determinado, de crisis económica que golpea, sobre todo, a los más desfavorecidos... 

Este acto en sí del SAT dibujó un relato simple, como lo son casi todos los relatos que consumimos en los medios; con dos personajes gruesamente perfilados, ricos y pobres; y un objeto cuya no pertenencia resalta la magnitud del conflicto, la comida. Es decir, que el acto en sí del SAT, de por sí, ya tenía la fuerza comunicativa y, no olvidemos, espectacular, necesaria para que los medios de comunicación se interesasen por darle cierto recorrido en sus espacios informativos. Una vez que el SAT puso su acto en sí sobre la mesa, los medios (esos buitres que nosotros alimentamos) hicieron todo lo posible por destrozarlo, darle la vuelta, encontrarle el punto débil, para, finalmente, reconducirlo de tal manera que los buenos iniciales se conviertan en los malos finales, y viceversa. Sabemos que los medios de comunicación tienen la capacidad de reescribir estos relatos revolucionarios (digámoslo así para entendernos) hasta amoldarlos a la fuerza contrarrevolucionaria que necesita nuestra mirada, domesticada ya hasta ese extremo, acostumbrada a dejarse morir una vez que todo ha vuelto a su sitio, o al principio. Es la muerte (cotidiana) después del deseo (subversivo); no más.  

Lo interesante en el caso del SAT es comprobar de qué forma, algo que ya de por sí nace de forma póstuma (cualquier hecho revolucionario) y que, una vez en el mercado de los informativos, solamente cabe esperar a su proceso de trituración selectiva que convierta el producto en apto para el consumo seguro, eso..., lo interesante aquí es comprobar de qué forma y hasta qué punto los propios protagonistas del acto en sí aceleran el proceso de desvirtuación del acto en sí, postulándose como sus cabezas visibles en los medios de comunicación. ¿Cabe mayor patetismo que el de José Manuel Sánchez Gordillo explicando en Tele 5, frente a Jordi González y la piara de tertulianos alrederor, por qué se hizo el acto en sí? ¿Por qué los protagonistas del acto en sí necesitan volver a ser los protagonistas, pero esta vez del "making of"? Semejante pretensión de ser el centro post-propagandístico del acto en sí solamente puede operar como neutralizador del acto en sí, cuya potencia propagandística está fuera de toda duda. De esta forma, quien hace el acto en sí, termina participando, de forma activa, en la negación del acto en sí. Es la lógica esquizoide del tardocapitalismo, en la que todos, sin excepción, andamos metidos hasta las trancas. En aquella aparición televisiva, Sánchez Gordillo anunció en exclusiva que habría más asaltos. ¡Hasta hoy...!

El sábado, viendo como una aplicada Ada Colau se movía como pez en el agua entre los tertulianos del programa de "La Sexta Noche", también recordé la lucha, hace unos meses, de los mineros leoneses y asturianos, cuyo acto en sí supuso temporalmente un monumento colosal a la resistencia. Y recuerdo como entonces un amigo me dijo que para que los mineros tuvieran más opciones de lograr sus objetivos debían salir más en los medios. Me puso el ejemplo del programa de Ana Rosa Quintana; van allí dos o tres y exponen sus reivindicaciones; de esta forma su voz llega a más gente. Yo no estaba de acuerdo, por supuesto, porque las escopetas que te ofrecen para disparar en la televisión tienen un retroceso formidable, incontrolable lo mires por donde lo mires.

El acto en sí de los mineros, visto hoy, fue la crónica de una lucha perdida; pero con una dignidad mayúscula que radicó en aguantar, aun sabiendo que el final más amargo y triste estaba por llegar, más pronto que tarde. No sé si los mineros llegaron a ir a Tele 5 a exhibir y explicar su acto en sí; pero sí los vi en un reportaje de un magazine semanal de los que acompañan los periódicos cada domingo. Allí estaban, no los mineros, sino unos personajes caracterizados como mineros; con sus caras manchadas a conciencia, maquilladas para la ocasión; posando en actitud de trabajo unas veces, o de modelo que mira a la cámara, otras. Un reportaje donde la resistencia había dado paso a la decadencia; donde los personajes que actuaban como modelos frente al periodista, intentaban explicar el porqué de su lucha, de su acto en sí. Otra vez, la mirada del espectador, o del lector de los medios, podía respirar tranquila: la poca mecha revolucionaria había sido ya revertida, hasta lograr que el espectáculo salvaje de los disparos con mortero, las barricadas de fuego en las carreteras y los mineros de verdad enfrentándose a los cuerpos armados y represivos del Estado, habían sido denigrados hasta ser protagonistas de un espectáculo domesticado en forma de reportaje apto para todos los públicos. Es otro ejemplo de como los propios protagonistas terminan jugando al juego esquizoide que les obliga a ser sus propios antagonistas. En el reportaje, los mineros se mostraron convencidos de que seguirían luchando hasta conseguir sus objetivos, pero la resistencia minera murió pocos días después.

La pregunta es, entonces, ¿para qué explicar un acto en sí, si se explica por sí mismo? Si el acto en sí es una afirmación rotunda, sin concesiones... ¿por qué desvirtuarla en los medios? Si el escenario natural del acto en sí es la calle... ¿por qué someterlo a la dictadura de los platós de televisión? Y vuelvo a Ada Colau, la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca; ¿qué necesidad hay de explicar el escrache? Yo, por ejemplo, no tengo ninguna duda en asimilar el escrache como una forma directa de comunicación con quien sea que sea el objeto de la protesta, pero si empiezo a analizar los pormenores legales..., seguro que empiezan a entrarme las dudas, porque enseguida cada uno de nosotros activamos nuestras alarmas contrarrevolucionarias; estamos programados para eso. 

En "La Sexta Noche", unos y otros hablaron sobre el escrache (práctica) y todo fueron palabras (teoría)... Con contertulios a favor y contertulios en contra; la ilusión de un dispositivo televisivo que se autodenomina democrático. Que si legalidad para arriba, que si legalidad para abajo; que si acto de protesta sí, pero acto violento no; que si la libertad de unos frente a la necesidad de otros, y un largo y penoso etcétera que solamente puede emponzoñar lo que sea que sea el escrache, que, en cualquier caso, solamente es un acto en sí que se basta a sí mismo como relato espectacular. Y efectivo al cien por cien, desde el punto de vista comunicativo. Si Ada Colau entra en el debate de si el escrache es violento o no, lo que hace es legitimar el debate que lo cuestiona, no al acto en sí que intenta explicar. 

El sábado, Ada Colau, como otros personajes que nos está dando la crisis a los telespectadores, fue un Sánchez Gordillo autodevaluado, caricaturizado, o no más que unos mineros entre bambalinas, con sus monos de trabajo aptos para cualquier photocall, personajes, todos, más pendientes de gustar a sus padres que de dar ejemplo a sus hijos. El espectáculo les y nos subyuga. Y las luces de los platós de televisión continúan siendo la última atracción de los insectos de carretera, que mueren estampados contra los parabrisas de los coches. La diferencia entre los insectos y nosotros es que nosotros sí sabemos que la luz es la muerte, y aún así, seguimos eligiendo la luz. Porque damos nuestra vida por el Imperio, el espectáculo.

Quiero terminar subrayando que también Ada Colau dijo el sábado en televisión que los actos de escrache continuarán haciéndose...

(Murmullos en la sala)


BONUS TRACK

15 comentarios:

marcela dijo...

Eres un crack, estoy totalmente de acuerdo contigo.
Y es que Warhol tenía razón. Locos por pillar cinco minutos de gloria, y sin redención.
Un beso, Kez.

Blue dijo...

Dices que el acto en sí se estropea una vez que llega a la televisión. Y estoy de acuerdo, pero ahora pregunto ¿qué te hace pensar que no es ese precisamente el objetivo y no el acto en sí?, o dicho de otra forma, si no tuvieran la seguridad de que los medios van a estar a su disposición ¿harían algo de eso?.
La verdad es que creo que no. Creo que el acto es lo de menos, lo que importa son los efectos políticos.

Musutxuak, Kez.

Kez dijo...

Blue, los medios ya cogen lo 'estrictamente' espectacular. Y sus protagonistas saben que lo van ca coger. El escrache, por ejemplo, es espectacular en sí. Como novedad, formará parte del show unas semanas, quizás meses. No más. La 'tele-explicación' acelera el proceso. Lo paradójico es que sean sus propios protas los que ayuden a desfogar el acto en sí... Vale par tele pero también para cualquiera de nuestros actos diarios... Se van a la mierda cuando son explicado... Musutxuak, también para Marcela, que asomó la primera...

Felipe Blasco dijo...

Muy bueno, Kez. La revolución no será televisada, que decía uno. ¿Habrá que eliminar primero los medios para que algo sobreviva?

Blue dijo...

De acuerdo, con eso estoy de acuerdo, por eso dejaba intuir que en esos casos se acercan a la televisión de manera consciente, y eso me hace pensar que utilizan la televisión a su servicio y no al de su causa.
¿Que hace Toxo en el programa de Ana Rosa al día siguiente de una huelga general? ¿hay que explicar una hulga en un plató?
Y al hilo del tema de los desahucios, ¿qué hace dentro de la revista Pronto (y seguro que otras más) una pegatina de Spot Desahucios para lucir en el pecho?...es que acaba una pensando que todas estas protestas no son más que una creación del propio sistema.
;-)

India dijo...

Me sabe mal que siempre os cuento en plan pantuflas y lavadoras y tal... pero no había pegatinas, ni carteles, ni cámaras ni nada más que uniformes de la policía y una pareja tirando de dos maletas y la cabeza gacha... estaba ahí, en un edificio que veo desde la azotea de donde yo vivo, un patio interior de estos que son como pasarelas miradores... no había presentadoras pasadas por filtros, ni maquillajes ni focos... tampoco escenas dramáticas, no dramáticas en el término más espectacular de dramático, "simplemente" lo dramático de que tuvieran que abandonar la casa... "simplemente"... ahí a mi lado, viéndolo porque estaba en el momento justo en un lugar justo que me dejó enterarme de lo que al día siguiente comentaban entre los vecinos... No lo he visto en la pantalla y, personalmente debo decir que da un mal rollo impresionante... Como las muertes, miles a diarias, nadie se entera, son muertes silenciosas, anónimas para todos excepto para los seres más próximos, pero cuando te pillan cerca, ese escalofrío de... estas cosas pasan, te rozan... de momento te rozan... Veo poco la tele, pero miro mucho a la gente, quizás por eso me tropiezo con situaciones así,...
De Sánchez Gordillo ya dije, pasó por este pueblo... la cantidad de gente que acudió a la cita era inmensa, los supermercados del pueblo contrataron seguridad extra, extra re extra... No pasó nada más allá de ver una plaza y las calles que desembocan en ella abarrotadas de personas, algunos entregaban alimentos... otros decían "en público" necesitar esos alimentos... una especie de "trueque" emocional... entre vecinos de un pueblo, tirando a pequeño.
En fin, hace tiempo que dudo de las palabras, me cuesta creer en nada que me dicen, prefiero recopilar actos en la memoria que me hagan una opinión, y aún así, todos nos equivocamos...
Ni idea de qué piensan para creer que deben acudir a programas de la tele y demás... no sé, ni idea...
Achuchones a todos, una bobada, pero apetece apretar a la gente que te importa, sin espectáculo ;-)

Kez dijo...

Pero Blue, el escrache nace, en teoría, de forma espontánea; se va formando conforme va pasando; es un "acto político" in progress, digamos; que se va autoalimentando a sí mismo; acción, reacción, acción... Incluso el asalto de Sánchez Gordillo y compañía, que requiere cierta planificación, terminan siendo cosas que haces sin pensar las consecuencias, porque apuestas de primeras por la potencia comunicativa de la acción. Lo que cuentas de "Toxo" es otro asunto, que no voy a comentar, jeje, porque no soy experto en buitres... No sé,

Kez dijo...

India, la paradoja es que van a "justificarse", y la defensa que hacen termina yendo en su contra, sin más... En el caso del escrache, específicamente, caen en la trampa... Quedaría saber si es algo premeditado, como dice Blue, o que la lógica del sistema lo engulle todo de esta manera. No sé,

Eduardo dijo...

Cuando de verdad hay razones para una revolución [las hay, no hace ninguna falta citarlas una a una ¿verdad?] cada uno toma la decisión de hacerla o no según su grado de desesperación. Si los revolucionarios piensan que tienen que explicar por qué hacen la revolución, es porque se toman por tontos (o ignorantes) a sí mismos y por que creen (infelices) que pueden convencer a los tibios.
Yo creo que la tibieza no existe desde un punto de vista intelectual. Yo creo que la gente normal se convierte en revolucionaria cuando alcanza un nivel de desesperación insoportable (No incluyo entre la gente normal a los oportunistas, aventureros y otros profesionales). Por lo tanto, el revolucionario no tiene que justificar sus actos más que consiguiendo sus objetivos.
En resumen, entre que los medios de comunicación tienen de informantes objetivos lo mismo que que yo de monje cisterciense (y además, el 90 % de los medios son del mismo color, y no me refiero al amarillo si no también)... la revolución tiene que tener otros cauces de expresión.
Hay que convencer con hechos, porque las palabras....

Blue dijo...

No lo sé, yo tampoco lo sé, pero en estas cosas pienso lo más retorcido posible para intentar acertar. Si los propios medios hacen propaganda de una protesta de este tipo, que tiene todo el aspecto de prefabricada, concentran ahí los deseos revolucionarios de una gran parte de la población al tiempo que anulan otros que podrían ser verdad, los que describe Eduardo.

Kez dijo...

Joder, se me ha borrado el mensaje que os envíaba a los dos, a Eduardo y Selo. Decía que estaba de acuerdo con Eduardo, que hoy tampoco íbamos a discutir, jajaja. Pero no con Selo (jijiji), porque no creo que los medios concentren en la cobertura que dan de los "actos en sí" los deseos de buena parte de la población. Porque no hay medios de comunicación masiva izquierdistas (y aquí es donde reside el juego perverso de LaSexta), por lo que no hay medios de comunicación masivos que quieran prender ninguna revolución. Los medios de comunicación generan indignación; pero no fuego. No sé...

Blue dijo...

Pues eso mismo quería decir yo, que los medios, aunque aparentemente apoyen la indignación (dejando a un lado cómo sea esta, que este ya es otro tema), producen el efecto contrario, la de apagafuegos.

Que no quieren prender ninguna revolución "de verdad" está claro, jaja.

Kez dijo...

Joder! Que no pueda entrar en debate con nadie! Indignado me pones! Jajaja.

Blue dijo...

¿Ya tenías el diente afilado?, jaja.

Bueno, y aún iría más allá. Las redes sociales, foros, internet en general, producen también ese efecto. Nos hacen creer que vivimos en una protesta continua sólo por el hecho de manifestarnos, y anulan otras fuerzas que podrían ser más efectivas.

Ah, he visto guerras en los foros, de esas que se hacen desde casa y en zapatillas, que no creerías...jajaja.

Y no me excluyo ¿eh?
;-)

Kez dijo...

Suscribo, pero... si anulan fuerzas es que presupone que las haya. Optimista! ¿Dónde están esas fuerzas? Vivimos un tiempo exhausto.

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