miércoles, 5 de enero de 2011

Ver contra sentir [el horror]

Entrada de marzo de 2010:

Entre la anterior película de no ficción insertada en este blog, "Las Hurdes, tierra sin pan" [Luis Buñuel, 1933] y "Noche y Niebla" [Alain Resnais, 1955] median la Guerra Civil española y la Segunda Guerra mundial. El fascismo que Europa no quiso combatir en tierra española terminó en una guerra de dimensiones mundiales debastadoras. 

La Segunda Guerra Mundial aportó a la historia [la nuestra, la del corto plazo] dos novedades radicales con respecto a otras contiendas: el lanzamiento de dos bombas atómicas en suelo japonés, y la metódica, selectiva y tecnológica manera de intentar acabar con un pueblo entero, el judío. Podría parecer que la humanidad, si no a un tope inadmisible, sí había llegado a un punto de casi no retorno. Después de todo lo ocurrido... ¿qué hacer?, ¿qué escribir?, ¿qué filmar? ¿Dónde debía ponerse el ojo para establecer un sentido?

En los años 50, en plena reconstrucción material [de las ciudades] y moral [de los hombres y mujeres testigos y cómplices, y verdugos y víctimas de su época], el cine documental empieza también a limpiar sus propios escombros y a levantar sus nuevos edificios, seguro de tener lugar en un mundo colapsado en su propio horror e incapacitado de [auto]representarse. Varios cineastas de entonces harán de esta incapacidad su reivindicación más furiosa. 

Uno de ellos es el cineasta francés Alain Resnais, que tiene el honor de ser el primero en usar imágenes de los campos de concentración como imágenes de archivo en su película "Noche y niebla", una fotografía frontal del horror o, como el propio Resnais gusta de matizar, una fotografía frontal sobre la huella que deja el horror en la memoria. 

Resnais da forma a su monumento documental combinando, por un lado, las imágenes en color de los sitios abandonados de reclusión, tortura y muerte de los campos de concentración, y por otro, con el blanco y negro del material de archivo. El resto de elementos formales los completan una monótona voz [escrita por Chris Marker] más una musica inexpresiva. Ese contenido brutal más esta [otra] puesta en escena, quizás más banal, logran un efecto perturbador, que BRESCHAND [En "El cine documental. La otra cara del cine"], comenta así:  

La memoria que se constituye no tiene que ver con el recuerdo personal, es la memoria de una conciencia vigilante que, como “la peste concentracionaria”, no es ni “de un solo tiempo ni de un solo país”. No se trata de conservar en la memoria un pasado con el que ya no existirían lazos, sino de mantener viva su “gran inquietud” interior. 

En el caso de "Noche y niebla", y también de "Guernica" [1950], del propio Resnais, hablar de documental es hablar de la memoria, porque como dice el documentalista chileno Patricio Guzman, “un país sin documentales es como una familia sin fotografías”. Pero ocurre que las familias gustan de guardar, sobre todo, recuerdos positivos; y los países también. Es tarea, entonces, de algunos cineastas, realizar fotografías de nuestros horrores y hedores, para rememorar, aunque escueza, nuestra gran historia occidental.

He aquí "Noche y niebla", "Nuit et brouillard" en su título original [con subtítulos en castellano]:


Hasta aquí la entrada original.

* * * * *

Añadido de enero de 2011:

30 años después de que Alain Resnais realizara "Noche y niebla", Claude Lanzmann concluye el montaje de "Shoah" [1985], un documental de más de 9 horas en el que se intenta [hacer] contar lo incontable [a los mismos protagonistas: hombres y mujeres, testigos, cómplices, verdugos y víctimas del holocausto nazi] sobre la experiencia vivida en los campos de concentración hitlerianos. 

Se ha añadido "Shoah" a la vieja entrada de "Noche y niebla" por el diálogo que pueden entablar ambas películas desde dos propuestas narrativas tan diferentes. Aparentemente ambas abordan un tema similar, el holocausto, pero a decir verdad solamente la pretensión de penetrar en lo imposible las hermana en una causa común. Porque mientras Resnais realiza un intento de representar lo irrepresentable, Lanzmann realiza un intento de contar lo incontable. El resto entre ambas películas no son más que discrepancias de distinta naturaleza, nacidas, no obstante, de ese tronco común de querer aprehender lo imposible a través del viaje [más corto en el caso de "Noche y nieble" y más largo en el caso de "Shoah"], incómodo, penoso, tortuoso, en ambos casos, propuesto por la memoria. Entre otras, las discrepancias entre ambos films son:


"Noche y niebla" versus "Shoah"

idea previa del montaje vs. idea previa del rodaje
aparato discursivo audiovisual vs. discurso netamente oral
lo sintético vs. lo analítico
el tema ya se ha encontrado vs. el tema se está buscando
imágenes de archivo vs. imágenes del pasado [desde el presente]
extrañamiento vs. acercamiento
naturaleza muerta vs. personajes vivos
ver el horror vs. sentir el horror


Para ilustrar estas diferencias, y una vez que se ha visto "Noche y niebla", bueno es el ejemplo en el que Claude Lanzmann le arranca [arrancar, literalmente, no es una exageración, tal y como puede verse en su testimonio] a Abraham Bomba, uno de los personajes que protagonizan "Shoah", esa cosa que tiene dentro que no había sabido [o podido] contar hasta entonces.


NOTA: Si queréis más, el principio de "Shoah" [aproximadamente tres horas de las más de nueve totales] está disponible en la red en dos partes, Shoah 1 y Shoah 2, con subtítulos en castellano.

12 comentarios:

Jorge dijo...

Gran aportación como siempre Kez, me ha impresionado mucho lo poco que he visto de Shoah...
Gracias y buen trabajo de difusión!

Jorge de Antimarketing

Blue dijo...

Puedo verlos una y mil veces, que siempre me cuesta pensar que esto fue verdad, hace tan poco tiempo y en un país civilizado. Pero, como dice al final del vídeo: "La guerra se adormila con un ojo siempre abierto".

El segundo vídeo es "horrible". Los testimonios en primera persona son siempre espeluznantes. Me cabreó bastante el "arrancador", que no sé si es el director o no, pero debería saber que si es difícil vivir el horror, recordarlo también.

Y respecto a lo que dices de las fotos, no siempre fue así. En la aldea de mi abuela estaba hasta hace poco colgada una foto en la que aparecía una tía mía de 4 años en un ataúd lleno de flores y rodeada de sus hermanos y otros niños de la aldea. No era una excepción y así se hacía en todas las casas. Hoy es distinto, claro, pero antes había la necesidad de que los niños vieran eso como algo cotidiano.

Saludos, Kez. Que nadie duerma.
;-)

Kez dijo...

Jorge, yo todavía no he visto las 9 horas de Shoah. La tengo en 4 DVD´s que me bajé en su momento del emule. He visto por cachos sueltos, y aún así, escuece.

Aunque a Blue le moleste el papel del arrancador [que, efectivamente Blue, sí que es el director] creo que esa es la herramienta principal con la que el autor intenta sostener su tesis de puro testimonio. La labor del "arrancador" ahí trabaja al servicio de la impresión que puede causarle al espectador, aunque tenga que pasar por encima de la integridad física y psíquica del personaje al que se le está arrancando el testimonio. El método es criticable, de la misma forma que lo es aplicado al formato de talk-show de los programas televisivos de testimonios, pero creo que en este caso, el dolor que causa extraer la bala sin anestesia es catártico para todos... Porque no se puede acceder a "eso" si no hay dolor en el proceso...

Blue, la Historia esconde las historias que no nos hacen grandes. Lo que cuentas de la muerte es evidente que no hace mucho estaba [positivamente] presente en lo cotidiano; ahora no. Me refería a episodios vergonzantes como este, no ya para un país, como tu dices, sino para un continente, para un mundo entero, y más aún, para una ideología hija de nuestra adorada Ilustración.

Un saludo,

Anónimo dijo...

Zurko

"un país sin documentales, es como una familia sin fotografías"... Gracias por los que hoy señalas... y respecto al "arrancador" no se , no puedo decirte nada... Tal vez un ejercito de "arrancadores" habrían logrado que el shok social de ese pueblo, no "saliera manifestado" con aplicaciones al estilo "franja de Gaza"

gracias

Kez dijo...

Pues sí Zurko. Muy interesante lo que apuntas. Quizás, además de los juicios de Nurenberg hubieran sido precisas "terapias" masivas, para restituir moralmente [porque matar a los verdugos no restituye nada] a las víctimas...

Un saludo,

Blue dijo...

Sí, te entiendo, y es lógico que haga mil y una preguntas, pero...pero...como espectadora me resulta casi obsceno que, en ese momento justo en el que el hombre casi no puede ni hablar, le insista tanto en que siga. No pasaría nada si el silencio se prolongara por más tiempo y el efecto que se pretende se podría haber conseguido igual. Creo.
Lo disculpas, pero...(mas peros, ja, ja)...seguro que, como decía aquel slogan: "Usted nunca lo haría".

Saludos, Kez.

Blue dijo...

(Me acabo de acordar que era "El nunca lo haría", pero mis circuítos saben conectarse de manera interesada, ja, ja)

Kez dijo...

Seguramente no, Blue. Reconozco que esa manera de arrancar testimonios es violenta, y más en el caso de los personajes de "Shoah". Pero [yo también tengo peros aquí] creo que Lanzmann pretende esa quiebra del personaje, que rompa su silencio.

Por otro lado voy a poner al director en lo que yo haría, acto seguido de semejante descarga emocional y dolorosa del personaje. Yo después le abrazaría [con la cámara en off], pero una vez que el personaje se haya hundido y haya resurgido [escribí algo así cuando lo de Haneke relacionado con Nietzsche]. Y creo que Lanzmann, hebreo en busca de esa catarsis individual y colectiva, se hundiría muchas veces en su proceso de "arrancador".

¡Cuántos llantos habría en ese rodaje! ¡Cuánto dolor! ¡Cuánto abrazo! ¡Y solidaridad entre iguales! ¿Te imaginas?

Blue dijo...

Bueno, dicho así ya me encaja mejor.
Y claro, me lo imagino, tuvo que ser un rodaje muy doloroso. El silencio que hay, con esa barbería llena de gente, ya lo dice todo.
Si son tan intensos menos de 20 minutos, ya ni me quiero imaginar como pueden ser 9 horas. Echaré alguna ojeada a tientas.
Gracias, Kez.

Licantropunk dijo...

La oferta es inexcusable: voy a ver "Noche y niebla" ahora mismo. Para comparar con criterio.

Licantropunk dijo...

Terrible y magistral.
Me voy a ahorrar volver a ver el testimonio del peluquero: aquello dolió más que una paliza y aún la tengo reciente.
"Noche y niebla", a pesar de mostrar la parte más terrible de la historia, parece suavizar su relato por esa música extradiegética incesante que la acompaña y la voz monocorde del narrador. La parte en color de "Noche y niebla" es calcada a los largos pasajes de "Shoah" filmados en los campos.
Has tenido una idea genial confrontando ambas, pues a mi parecer se complementan.
Saludos.

Kez dijo...

Cierto Licantropunk, ambas pelis se acercan de manera parecida a eso de representar la memoria haciendo hincapié en los espacios donde se produjo el horror; sitios ahora abandonados, con malas hierbas, con caminos y railes de tren que no llevan a ninguna parte, construcciones derruidas...

Un saludo,

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