viernes, 19 de noviembre de 2010

A serbian film: hostias para todos

Hablamos de la película "A serbian film", cuyo trailer se muestra a continuación, y de las reacciones encontradas que ha provocado. Pero antes de verlo [el trailer] anticipo una triple crítica. La primera, para el autor de la película, Srdjan Spasojevic [productor, co-guionista y director], cuando afirma que "A serbian film" es una metáfora de la situación socio-política actual de Serbia. La segunda, para los habituales consumidores de este tipo de cine [ultraviolento], cuando afirman que la libertad tiene que ver con la inexistencia de límites. Y la tercera [el asunto más criticable de los tres, por la censura ideológica que soporta], para los que instigaron a que un juez prohibiera su exhibición en la XXI Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián. 

He aquí el trailer de "A serbian film":


Empecemos por lo más grave: la prohibición [llámese también censura]. Los grupos más beligerantes contra "A serbian film" han sido diversas asociaciones para la prevención del maltrato infantil, cuyo argumento se ha centrado [entre otros temas que se muestran en la película] en que no se puede tolerar que se represente la violación de un niño recién nacido. Resultado: prohibición de la exhibición por incurrir en posible delito contra la libertad sexual. En suma, víctimas y defensoras de derechos en el mundo de la "realidad" cuelan su discurso en los juzgados para que su actividad influya también en el mundo de la representación de esa "realidad". Triste panorama: vamos jodidos si los límites de la representación los ponen las víctimas [o los defensores de sus derechos] que han sufrido vejaciones similares en la realidad, porque [y no es una exageración] nada o muy pocas cosas podrían ser representadas.

Pero además de la violación mencionada [que los prohibicionistas ligan a una apología de la pederastia, ¡hace falta ser paranoico...!], en "A serbian film" se representan todo tipo de acciones violentas contra persona[je]s. Antes de que saltara la noticia de la prohibición, durante los días anteriores a su pase en el Festival, el debate sobre dónde tienen que estar los límites de la representación ya estaba en algunos medios. Y de nuevo triste panorama: por las cosas que se escucharon decir en contra de esta película buen pudiera afirmarse que estamos entrando en una época donde la tolerancia a la representación de cualquier tipo de violencia está cayendo en picado.

Más. En 1972 [¡hace 38 años!] Pier Paolo Paolini escupió al mundo "Saló, o los 120 días de Sodoma", y ocho años después [1980] Ruggero Deodato hizo lo propio con "Holocausto caníbal". Son solamente dos ejemplos de películas que pueden sugerir sensaciones similares a las que suscita "A serbian film", pero solamente en cuanto a la experiencia del espectador, cuya mirada [construida audiovisualmente para soportar otras cosas] se viola y, cuando menos, recae sobre él un debate [interno] sobre si es lícita esa violación de su experiencia y sobre sí está capacitado [capacidad en el sentido moral] para permitirse sobrepasar los límites que uno mismo tiene a la hora de digerir discursos tan duros.

Sobre esto es evidente que los tiempos que corren [esto es, la supremacía de lo light, la persecución de la grasa y la estandarización de lo "blando"] no soportan la ideología dura que alberga "A serbian film". Las dos películas arriba mencionadas, aunque también tuvieron que asumir las críticas de los bienpensantes y las iras de los prohibicionistas de la época, fueron realizadas, como el que dice, cuando el estalinismo estaba en cuerpo presente, el nazismo todavía caliente y la amenaza nuclear hasta en la sopa, tres apuntes sobre un contexto socio-político que había forjado una hornada de espectadores con la piel bastante más curtida que la que tenemos hoy, que se pone a temblar, por poner un ejemplo, cuando el virus de la gripe cambia de cepa. En resumen, que es lógico que la sociedad se consterne con una película como "A serbian film" cuando llama rock a la música de Jonas Brothers.

Lo dicho hasta ahora no exime de crítica a los abanderados de la libertad entendida como ausencia de límites. Y podemos hablar de otro límite, el límite que separa lo que te mete en una historia [su fuerza centrípeta] y lo que te saca de ella [su fuerza centrífuga], aplicándolo a la escena de "A serbian film" donde se representa la violación de un niño recién nacido ante la presencia de su madre. Un ejemplo de centrifuguismo es la escena del "Anticristo" [de Lars von Trier] en la que la mujer se corta el clítoris: yo aparté la mirada de la pantalla, es decir, que algo que acontecía dentro de la pantalla a mí me sacó de la historia. Un ejemplo opuesto, de centripetismo, es la escena de "La pianista" [de Michael Haneke] en la que la protagonista también se corta el clítoris con unas cuchillas de afeitar. La escritura fílmica de Haneke queda de tal manera tejida que la sangre se me heló cuando asumí, interioricé [aunque la acción quedara fuera de campo], lo que estaba ocurriendo en ese momento. Entonces, para contar [casi] lo mismo [en lo que se refiere a la acción de un personaje femenino auto-seccionándose el clítoris] a Haneke le basta una bañera blanca sobre la que corre la sangre en busca del desagüe. La diferencia entre ambos tratamientos, por un lado, es la elipsis [creo que la escena de Haneke tiene tres planos], y, por otro, la importancia de lo que se oculta [y en este caso vale lo mismo decir lo que se nos cuenta] en el fuera de campo.

No he visto [y supongo que no llegaré a ver] "A serbian film", pero creo que, en vista del trailer y de los textos que se han escrito sobre la película, gran parte de las escenas tendrán una naturaleza centrífuga con respecto a su vínculo con el espectador común [donde yo me encuentro en representaciones ultraviolentas]. Es cierto que ese centrifuguismo o ese centripetismo son reacciones particulares de cada espectador. Y puedo entender que lo que a mi me ocasiona un "salirme de..." a otros les puede producir un "entrar en...", pero me cuesta mucho más asimilar la necesidad de un espectador de querer verlo todo, de desear, en el caso del cine, que nada quede fuera de campo, y, más, que interiorice ese "que todo sea mostrado" con la libertad. Esta [casi] crítica al espectador [ahora mucho más estética que moral, si es que estética y moral pueden desligarse] tiene una naturaleza de reproche idéntica a la que se puede arrojar contra el director de "A serbian film". Cuando un autor se ve necesitado a incluir una escena donde se representa [volvemos al mismo ejemplo] la violación de un niño recién nacido, nos está demostrando su incapacidad de contar una historia. Y lo más paradójico de todo es que, como se ha dicho arriba, Srdjan Spasojevic venda su historia como una metáfora de la violencia socio-política de Serbia. Otro triste panorama: violencia que se representa con violencia, ¿dónde reside la metáfora aquí? Aunque claro, si los Jonas Brothers hacen música rock, "A serbian film" puede ser cualquier cosa..., incluso una metáfora. Malos tiempos para la lírica.

Se ha dicho que la necesidad de mostrarlo todo evidencia la incapacidad de contar una historia. El cine porno [no hay que olvidar que el protagonista de "A serbian film" es un actor porno] es el paradigma de la impotencia narrativa con respecto a la acción que se muestra, es decir, que es un cine donde la narración y la acción habitan en mundos separados. O mejor dicho, el cine porno hace tiempo que ha elegido otorgarle tal supremacía a la acción que la narración no tiene lugar, no cabe, no se soporta, se mata. Nada que objetar, salvo que la acción desvinculada de la narración es un relato muerto. Las cosas así, el cine porno y el cine ultraviolento representan narraciones póstumas, muertas antes de nacer. "A serbian film" también.

Curiosamente, en el cine porno se renuncia también al fuera de campo y a las elipsis [que, aunque sí que existan, son falseadas con el fin de ofrecerle al espectador masculino la continuidad de la acción deseada en sus expectativas como consumidor]. La masculinidad es otra de las características que liga al cine porno con el cine de la violencia explícita: la masculinidad de la autoría, la masculinidad de las historias y la masculinidad de los espectadores. [Algunos] hombres y los relatos muertos: comunión extasiante.

Estos hombres, ávidos de acción [de acción destructiva a ser posible], centrípetos en lo que yo soy centrífugo, manifestaron sus quejas en la calle, el día de la proyección, cuando fue finalmente prohibida "A serbian film". Sus desaires no dejan de ser lógicos. Yo comparto con ellos la indignación resultante de comprobar que todavía hoy [y hoy quizás más que ayer] se producen casos de censura salvaje, aunque la mierda que se metan en las venas me parezca un tanto asquerosa, repugnante y, por ende, criticable.

Sin más, yo prefiero chutarme otro tipo de mierda, menos pornográfica, más poética y menos masculina que "A serbian film". A mí me la pone dura Bergman, ¿qué puedo hacer yo si además de una nenaza soy necrofílica?

14 comentarios:

xabi dijo...

Qué final tan brutal para un texto tan bueno. Nada que añadir.

Blue dijo...

Mientras estaba leyendo también me acordaba de la película de Pasolini. Entonces no hubo ningún escándalo, aunque aquí creo que la echaron en los 80, cuando ya estaba bastante paseada.
La palabra prohibición ya me está cansando, y en este caso la calidad de la película es lo de menos. Es una película de adultos, y el que quiera verla, que la vea.
Me ha gustado eso de que la "necesidad de mostrarlo todo evidencia la incapacidad de contar una historia"...se podría aplicar a muchas cosas.
Algo pasa. Debe ser este estado del "bienestar" el que nos puso tan blanditos.

Saludos, Kez. Esta entrada te ha quedado bordada. Petit point.
;-)

Pablo Hernando dijo...

Lo de que "la necesidad de mostrarlo todo evidencia la incapacidad de contar una historia" me parece demasiado simple. Para empezar, ¿qué es "todo"? ¿Te estás refiriendo exclusivamente a la violencia y el sexo? En cualquier caso, ¿qué tiene que ver la capacidad con la voluntad? ¿Qué pasa si esas escenas no están ahí para que la historia avance?

Te dejo un artículo que viene muy al caso:
http://www.focoblog.com/2008/08/12/elogio-de-la-explicitud/

Blue dijo...

El encuadre lo es todo, tanto en el cine como en la fotografía, la música, etc. Lo que queda fuera del marco debe ser más importante que lo que hay dentro.
No hace falta vomitar el mensaje completo. Para eso, como dice el anfitrión, ya está el porno.

Saludos.

Pablo Hernando dijo...

Que sí, que queda muy bien decirlo, pero ¿alguien puede explicarme por qué "lo que queda fuera del marco debe ser más importante que lo que hay dentro"? Ya puestos, la mención a la música, Blue, me ha descolocado totalmente.

Blue dijo...

Como fui yo la que insistí en el "tema", contesto.
Por que al que escucha, ve, y lee hay que darle la opción de encajar las piezas y construir la historia a su manera.
Como espectadora no me gusta salir de una película, por ejemplo, con la sensación de que me han dado una lección sino con un montón de preguntas.
Todo esto no es más que mi opinión. Me equivoqué al decir "debe ser"...No sé lo que debe ser. Es lo que a mí me gusta.

Y la música encaja con todo le demás. Para hacer una canción también hay que saber administrar lo que queda fuera, es decir, el silencio.

Espero que haya quedado clara "mi opinión".

Saludos, Pablo.

(Y a Kez, que se estará riendo porque no he sabido administrar mi silencio, ja, ja)

Kez dijo...

Pablo Hernando: ¿Qué es todo? ¿Te estás refiriendo exclusivamente a la violencia y el sexo?
Kez: Más que hablar de temas como el sexo y la violencia [de hecho defiendo el sexo explícito de Nine Songs e Intimidad, por ejemplo, y no tengo problema con las escenas de violencia] y de dejarlos fuera hablo de lo que se decide incluir en una escena determinada, o secuencia, o película entera. Por ejemplo, "Love story" es una historia "pornográfica" en tanto que todos los motivos amorosos quedan expuestos dentro, y ese abigarramiento de motivos convierten a la historia en un hueso indigerible y, también, su autor termina por demostrar que todo ese "amor" que hay metido dentro está incapacitado para contar una historia, precisamente de amor. Un ejemplo evidente, facilón y simple [aunque lo simple puede no estar reñido con lo cierto], si pretendes contar una historia audiovisual sobre el sol, si no sacas el sol del encuadre, el mismo sol te va a impedir que hables sobre él. El motivo reiterado termina abrasando la historia. Y el porno es eso, un objetivo fundido por el motivo: ahí la narración no es posible, sin más.

P.H.:¿Qué pasa si esas escenas no están ahí para que la historia avance?
K.: Nada. Claro que pueden ayudar a sostener un ritmo, o a que el propio recorrido narrativo se tome un respiro. Pero no creo [ojo, que hablo sin haberla visto; hablo desde la certeza de que no soportaría ver la representación de la violación de un niño recién nacido, por mucho que interiorice en su ingesta que lo que está siendo vioentado es un muñeco de latex] que las escenas ultraviolentas de "A serbian film" supongan una ayuda a la estructura de la película. Además, yo hablaba más desde una experiencia personal según la cual yo centrifugo con ese tipo de representaciones. Si una escena me escupe de la historia no me merece ningún respeto, porque creo que desde la autoría no se me está respetando como espectador [juicio subjetivo]. Digiero sin problema la violencia o el sexo que apuntan al centro de la tesis o el tema de la historia. Las que no apuntan ahí, me parecen escenas gratuitas, de igual manera que las escenas empalagosas de "Love story".

P.H.: ¿Alguien puede explicarme por qué "lo que queda fuera del marco debe ser más importante que lo que hay dentro"?
K.: Yo aquí no soy tan "radical" como Blue. No creo que lo de fuera deba ser más importante que lo de dentro. Me basta con que el fuera exista para que entre el dentro y el fuera puedan circular detalles significantes.

[NOTA: He leído el artículo que enlazas. En fin, me gusta eso de pretender "violar" las normas de representación clásica. Y estoy de acuerdo con lo que se dice de las lecturas que todavía puede haber detrás de tanta explicitud. Pero en fin, yo no estoy ni en un sitio como el género gore ni en en el otro como el género romántico de "Love story"; por lo tanto, ni elogio lo explícito ni elogio la sutileza, en cualquier caso elogio la necrofilia, por lo dicho de Bergman, jajaja].

Kez dijo...

Blue, yo estaba callado no por estar administrando mi silencio, jeje [y eso que las preguntas de Pablo si que necesitaban reflexión previa]. Estaba esperando a que irrumpiera en escena Rigolet, porque de su propuesta nació esta entrada, pero como de momento no está, pues nada... Gracias por el petit point, jeje.

[Por cierto, como la conversación de "Kitoko" se quedó en stand-bye a la espera de que entrase algunos de sus autores, y los perros de sus autores no entrán al trapo, a lo largo de la semana, la retomamos, si te parece].

Y a ti Señor Bang también, gracias por sus bonitas palabras... [cuando le escribía el mensaje anterior a Pablo me estaba acordando de como gracias a dios tu paja en Azules quedó fuera de campo, jajaja].

xabi dijo...

en los extras del dvd hay un plano explícito en el que me corro en el objetivo

Kez dijo...

Señor Bang, no he tenido el placer de verlo. Por cierto, ¿quién era el cámara en esa escena? Jajaja.

Pablo Hernando dijo...

Mierda, se me había olvidado y acabo de leer las respuestas.

Pongo otro ejemplo: la escena de la violación de Irreversible. No sé cuánto dura exactamente, pero son entre cinco y diez minutos de plano sin cortes. ¿Qué objetivo tiene esa escena? ¿Por qué está puesta en escena, rodada y montada así? En términos de eficiencia narrativa, con un par de minutos podría haberse conseguido un efecto parecido en el espectador.

Mi opinión: es pornografía a la inversa. Si una escena de una peli porno convencional tiene como objetivo excitar al espectador representando explícitamente un acto sexual "ideal" (vete tú a saber según qué ideales) y completo, el propósito de la escena de Irreversible es perturbar y asquar al espectador con la representación explícita de una violación "idealmente repugnante" y completa.

¿Está justificada la forma en que se nos presenta esa escena teniendo en cuenta su valor para definir la tesis de la película? Yo creo que sí. Si entendemos que una de las tesis de Irreversible es que "el tiempo lo estropea todo", que el espectador sienta hasta qué punto las cosas pueden estropearse me parece esencial.

Creo que hay que saber separar la explicitud de una escena en particular de la explicitud del discurso. Una cosa es que yo quiera que el espectador se cague de miedo, le hierva la sangre por la adrenalina o se corra del gusto y para ello me recree en la representación de la muerte, la violencia o el sexo. Otra cosa es que quiera que quede muy claro por qué quiero que sienta esas cosas, que yo (como autor) tenga miedo de no ser entendido, menosprecie la capacidad de comprensión del espectador y simplifique mi discurso para hacerlo más asequible. Lo primero me parece bien, lo segundo no.

Kez dijo...

Pablo, por lo que cuentas de "Irreversible" [que no he visto] estoy de acuerdo en lo que dices siempre que la escena [por explícita que sea] trabaje al servicio de la tesis. Pero por ejemplo... ¿ocurre lo mismo con la escena de la automutilación del clítoris de "Anticristo"? Yo creo que no; es decir, que es un plano "gratuito", además de "centrifugante" en mi caso.

Sobre lo que dices en el último párrafo, creo que muy pocas veces se puede dilucidar un veredicto, o marcar un límite que indique en que posición están las intenciones de la autoria. Cuando veas "A serbian film" [si es que no la has visto ya] ya me dirás en qué posición ubicas al director y si [otra vez el mismo ejemplo] la escena de la violación del niño recién nacido opera al servicio de una lógica acorde con la tesis de la película.

Buenooo,

Pablo Hernando dijo...

Sí que he visto A Serbian Film. Lo de los planos centrifugantes viene muy al caso en la escena del bebé (que es la que más se ha comentado). Es así: el protagonista, guiado por un productor de cine porno "artístico" y transgresor, entra a una sala de reuniones. El productor aprieta un botón y un proyector comienza a emitir una escena en una pantalla. Los dos miran con atención la película. Una mujer da a luz a un bebé, un tío le ayuda a sacarlo y acto seguido viola al bebé. El protagonista, visiblemente asqueado, dice que por ahí no pasa y se larga de la sala. En ese momento el protagonista es un espectador más, uno que se sale de la película.

En cuanto a identificar la intención del autor, me refería a que hay una tendencia espantosa en el cine actual (sobre todo en el comercial) a explicitar las motivaciones de los personajes en el diálogo. Uno de los ejemplos más sangrantes es el de El Caballero Oscuro. Hay una escena en la que el Joker le explica a Dos Caras cuál es el rol que está jugando dentro de la narración. A mí me parece que en momentos como esos, en los que el director te está diciendo "este personaje representa ESTO, sus acciones tienen ESTAS repercusiones y sus motivaciones son ESTAS", son un insulto al espectador, un aburrimiento y un rechazo de la ambigüedad y de la polisemia. Son señales para que el espectador no se pierda, entendiendo el perderse como el desviarse de la lectura que, aunque no sea la única posible, es la que el director está subrayando todo el rato. Esa explicitud, la única que no me gusta, no me gusta nada.

Kez dijo...

Pablo, le acabas de disparar un tiro en la cabeza a la discusión. Jajaja. Porque estoy de acuerdo en lo que has escrito.

Un saludo,

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