El Mundial de fútbol de Sudáfrica ha vuelto a poner a Corea del Norte en el mapa mediático. Las últimas noticias han sido que cuatro jugadores de su selección podrían haber desertado y que el país comunista alquila a actores chinos para que les animen en los partidos de Corea del Norte en el Mundial. Porque todos sabemos que es una serie, también sabemos que cada noticia de Corea del Norte lleva implícito un "continuará..."
En episodios anteriores nos habíamos contado a nosotros mismos que las dos Coreas habían aumentado su nivel de tensión histórico, que el líder vanidoso y comunista del norte, Kim-Jong II, podría tener cáncer, y que (trama horizontal que recorre todo el relato) Corea del Norte lleva unos años jugueteando con material nuclear.
Las dos coreas: la del Norte, el mal rojo; la del Sur, el bien multicolor.
Corea del Norte forma parte del grupo de países que las democracias occidentales, arrastradas por la retórica (del bien) de la administración Bush, han terminado por denominar el "eje del mal", donde, además de Corea del Norte, estarían, entre otros estados, Irán (leer aquí una entrada de este blog sobre su líder Almadineyad), Siria, Libia, Cuba, Venezuela y Bolivia. Estos países tienen en común que no bailan al son de la música anglosajona, que sus ciudadanos no comen hamburguesas con ketchup y que, en definitiva, son críticos (y hacen ostentación de ello) con la potencia hegemónica mundial estadounidense y con todos sus subordinados colonizados, entre los que destacamos nosotros los europeos.
Además de todo y, quizás sobre todo, son países socialistas y comunistas, sistemas políticos antagónicos a nuestro capitalismo dador de libertades y oportunidades... Son países que no se dejan "democratizar"; los últimos que se resisten a la vaselina lubricante de las barras y estrellas y al aliento a bocajarro y por la espalda de Mickey Mouse...
Obsérvense las grandes diferencias entre la sonrisa del mal (documental puro) y la del bien (ficción reparadora)
Esta entrada responde a un hilo abierto por un amigo sobre un conato de conversación acerca de la situación socio-política de Corea del Norte. Este amigo me recomendaba el visionado del reportaje de Jon Sistiaga sobre Corea del Norte titulado "Amarás al líder sobre todas las cosas", que emitió "Cuatro" el 12 de Junio de 2007. Lo vi en su momento y recuerdo que no me gustó.
Así empieza "Amarás al líder sobre todas las cosas", reportaje-documental de Jon Sistiaga para Cuatro.
Recuerdo que conforme avanzaba la historia que Jon Sistiaga pretendía contarnos yo iba creyendo cada vez más en la imposibilidad de penetrar en mundos impenetrables. Además, el estilo que este periodista le imprime a sus trabajos, a partir del discurso de su comentario verbal, siempre me ha echado para atrás. Si uno hace el ejercicio de cerrar los ojos y escuchar el dictado de Sistiaga enseguida se descubre hasta qué punto esas palabras tienen el poder de orientar un significado (evidentemente político-auto-propagandístico) a las imágenes con las que están montadas.
Este tipo de reportajes, donde se apunta a un país tan lejano como Corea del Norte y tan cargado mediáticamente de valores negativos, denigrado de antemano, y peyorativizado por delante y por detrás, son, cuando menos, dudosos. Primero, porque no superan un filtro que a mí me parece indispensable: los relativismos social, cultural, político y económico. Segundo, porque se guionizan previamente con un propósito claro: estigmatizar a un país todavía más de lo que ya está estigmatizado. Y tercero, porque todo su proceso de elaboración tiene una impronta (de superioridad democrática) eurocentrista que apesta desde el primer fotograma.
Este tipo de reportajes, donde se apunta a un país tan lejano como Corea del Norte y tan cargado mediáticamente de valores negativos, denigrado de antemano, y peyorativizado por delante y por detrás, son, cuando menos, dudosos. Primero, porque no superan un filtro que a mí me parece indispensable: los relativismos social, cultural, político y económico. Segundo, porque se guionizan previamente con un propósito claro: estigmatizar a un país todavía más de lo que ya está estigmatizado. Y tercero, porque todo su proceso de elaboración tiene una impronta (de superioridad democrática) eurocentrista que apesta desde el primer fotograma.
Además, el objeto de este tipo de programas nunca es aquello que se graba y que se monta después para buscar el discurso deseado de antemano. Ni siquiera en este caso puede argumentarse que el reportaje de Sistiaga vaya del férreo sistema comunista que tiene subyugado a todo un pueblo. En este y en otros trabajos similares fabricados para la televisión y para los ojos de los espectadores occidentales, el objeto principal y protagonista es, precisamente, esa audiencia amorfa compuesta por los espectadores occidentales que lo ven, tranquilamente sentados en sus salones estándar de 15 a 20 metros cuadrados, y a los que se les ofrece un jugoso contrapunto vital y político a través de una "negativización" o de un "antagonismo" de lo que ellos son y viven, tranquilamente sentados en sus sillones democráticos.
Igualmente, los relatos que se cuentan a sí mismos los norcoreanos sobre Occidente, están, de la misma manera, viciados desde su origen. Es de sospechar que también asumen como objeto principal a una audiencia que necesita consumir "negativos" como ejercicio de reafirmación propia. En ambos sentidos, la intencionalidad es la misma, y el objeto, en tanto que diana en la que hay que atinar, no son ni los países ni las gentes que habitan en le relato televisivo, sino los cuerpos y las vidas de quienes digieren esas imágenes.
Obsérvese las grandes diferencias entre la barbarie (a la izquierda) y la civilización (a la derecha)
En el mejor de los casos..., incluso si la propia realidad de uno mismo es muy improbable de poder ser retratada o descrita con fidelidad a esa realidad (si es que existe), no digamos ya cómo es la tarea de retratar tu propio país y, en el extremo más inaccesible, la cosa de retratar un país lejano. La dificultad, en todos los casos, se puede salvar lo justo con la ficción, una ficción que en el caso de retratar un país como Corea del Norte se condimenta con buenas dosis de una antipropaganda que opera, paradójica e intencionadamente, en la dirección contraria, en la auto-propaganda. Porque, las cosas claras..., a ningún occidental medio (espectador asiduo de la televisión) le importa una mierda lo que ocurre en Corea del Norte.
Si examinamos desde el título del reportaje, "Amarás a tu líder sobre todas las cosas", hasta todo el contenido del trabajo que orbita sobre esta tesis de un pueblo domesticado al extremo y embriagado bajo la sombra omnipresente de su líder, el panorama dibujado es tan desproporcionado (y no se está entrando en cuánto de verdad hay dentro)..., se proyecta un "antagónico" tan monstruoso..., que el espectador medio, acto seguido de balbucear algo así como "que mal están allí" no tiene por menos que soltar un "que bien estamos aquí".
Es decir, que el programa en cuestión, lejos de incitar a que cambie la situación de Corea del Norte (repetimos, que a muy pocos de los que ven la televisión le importa) lo que logra es deshabilitar el cambio y la transformación de aquí. Porque por simple comparación, entre la ficción colorista de nuestra democracia y el documental sombrío del comunismo mesiánico de Corea del Norte, es evidente con qué nos quedamos...
Obsérvense las grandes diferencias entre un cargo perpetuo y un linaje perpetuo
Las imágenes de Corea del Norte son paradigmáticas de otros países no (o menos) capitalistas; representan un ejemplo clarísimo de imágenes que van mucho más allá del contenido que muestran. Independientemente de lo que allí ocurra (quizás haya que matizar que desde aquí no se está defendiendo el régimen norcoreano) lo importante es cómo desde el lado capitalista se fabrican ejemplos (discursos, historias, ficciones) extremos donde un comunismo que se ha pasado de rosca hasta el delirio se termina presentando como el modelo antagónico o la (desastrosa) alternativa a nuestro embriagante estilo de vida rebosante de libertades y oportunidades de progreso.
Volviendo al reportaje de Sistiaga, recuerdo también que viéndolo pensé en el estilo "tramposo" (que aquí no significa lo mismo que subjetivo) de Michael Moore, en los documentales de "Fahrenheit 9/11" y "Bowling for Columbine", en tanto que son dispositivos férreamente guionizados y creados a priori para que defiendan en todo momento las tesis propagandísticas marcadas. La diferencia está en que Moore hace "trampa" hablando de su propio país, lo cual le otorga un plus de honestidad, frente a un Sistiaga que hace "trampa" construyendo un discurso sobre un país lejano. El día que Sistiaga vuelque toda su rabia democrática contra su propio país todo empezará a ser un poco más creíble, él y todos los discursos e imágenes que desde las televisiones de Occidente se proyectan sobre lo diferente.
Obsérvense las grandes diferencias entre la selección de Corea del Norte, claramente ali(e)nada, y la selección de España, felizmente alin(e)ada.
Es evidente que Corea del Norte es un país cuyo hermetismo empuja al rápido asustamiento. A poco que uno se imagine (y recalco el verbo imaginar) enseguida huele a podrido. Pero no podemos permitirnos el lujo de dejar de lado la auto-crítica y la reflexión propia en detrimento del consumo de las imágenes sensacionalistas que nos ofrecemos a nosotros mismos de nuestros satánicos enemigos ideológicos.
Porque frente al cargo eterno de Kim-Jong II, en España se tiene el linaje eterno de los Borbón, por poner un ejemplo cercano; porque frente a la apología monoteísta de la devoción a un líder, en el Occidente consumista politeísta veneramos a unos cientos (Mickey Mouse entre ellos); porque frente a una sociedad adormilada y anestesiada por un sistema político asfixiante como el norcoreano, aquí estamos dentro de una sociedad que ni mucho menos está despierta. Estos tres asuntos, de manera más o menos tangencial, presentan similitudes entre el modelo socio-político de Corea del Norte y el de cualquier país del Occidente que autodenominamos desarrollado.
Con esto, Sistiaga y otros soldados del bien tienen material suficiente para cargar contra su propio país y para construir un discurso que presente un modelo capitalista pasado de rosca hasta el delirio... Esto no va a ocurrir, entre otras cosas, porque las multinacionales dueñas de nuestro entretenimiento vía televisión no lo permitirían.
Gritemos al son de nuestros dueños: "¡viva la ficción!". Pero ese entusiasmo es otro tema... ¿o no?
Gritemos al son de nuestros dueños: "¡viva la ficción!". Pero ese entusiasmo es otro tema... ¿o no?
En fin, continuará... (en los comentarios, espero).
19 comentarios:
Estimado pez abisal.
Desde luego he de felicitarte sobre el planteamiento de esta entrada con la cual estoy de acuerdo casi en su totalidad, lo que nos deja poco margen para la discusión.
Como seguidor de Descartes y de su metodo cartesiano, el de la duda metódica, pongo en cuarentena cualquier juicio de una prensa que desde la guerra de vietnam, y la aparición de las cadenas informativas privadas, no dejan de ser otro vehiculo de propaganda.
Mi disconformidad surge en la naturaleza del sistema politico que rige la vida de cualquier pais, sistema que debe aproximar al individuo al ejercicio de su libertad, lo maximo posible, lo que implica aceptar que ni en las democracias mas asentadas el individuo no es del todo libre, como ocurre en los EUA.
En mi caso criticar los gobiernos autoritarios repartidos por el mundo jamas significara defender lo indefendible como a la administración BUSH, sus amigotes de las azores, la unión europea y demas despotas liberales, los cuales someten a la gente a traves del disimulo dialectico.
Mi demanda es el respeto al ser humano por encima de todas las cosas, estructuras o concepciones geopoliticas.
Ahora he de dejarte pues, como yo tampoco soy suficientemente libre, me debo a otras tareas imperativas. Seguiremos profundizando.
Si debo agradecerte, de antemano, abrir foros donde con libertad, esta vez si, podamos hablar de esto y mas.
Un entrañable saludo.
PAKONAN
Gracias, Pakonan, por el comentario.
Tú citas a Descartes y yo introduzco a Heisenberg y su principio de incertidumbre que sostiene que "toda verdad objetiva ha sido evaporada". Desde este relativismo radical no me veo capacitado moralmente para afirmar que mi sistema de valores, ese que se ha ido construyendo a empujones (los últimos de ellos burgueses, entre los que destacan los derechos humanos), sea mejor que el de los norcoreaanos.
Si me sacudo del cuerpo ese relativismo como ejercicio previo para poder entrar en debate, todavía no las tendría todas conmigo. Porque cada país y cada Estado (esa aberrante forma de organización y administración políticas surgidas de otro empujón burgués) responde a unas dinámicas diferentes de lo que llamamos progreso. España, sin ir más lejos, ha salido hace nada de la Edad Media, como el que dice (en el pueblo de mi padre, al norte de Ávila, se lapidó a la última mujer por falta sexual contra el matrimonio cuando mi padre era pequeño: mediados de los 50).
Por eso metía a Bush en la reflexión, por su malsana obsesión en "democratizar" territorios hostiles a bombazo limpio. Cada país, cada Estado, o mejor dicho..., cada cultura tiene sus ritmos y sus brechas particulares por las que se pueden colar los cambios y las transformaciones que (y ahí no hay relativismo alguno) tiendan a un mayor bienestar y bienser de todos los ciudadanos que las componen.
Este último párrafo podría entrar en contradicción con el primero que he escrito. Por lo demás, creo que el margen para la discusión queda más estrecho. Jajaja.
Saludos, Pakonan.
Enriquecedor amigo mio, eres grande. Algun dia face to face with a beer.
Un abrazo.
Pakonan
La hostia, toda la vida matando tontos y cada día hay mas...
Anónimo, qué pena que el juego de matar tontos se termine algún día, ¿verdad? Pero al mismo tiempo embriaga pensar que el último tonto se muera después de un certero suicidio.
Muy bueno. Están haciendo tal caricatura de Corea del Norte que la gente va a acabar destapando esta agresión constante a la soberanía del pais.
JF.
Gracias por comentar JF. Siempre es agradable encontrarse cpor el camino gente dispuesta a que le cuenten los cuentos desde las periferias de los grandes medios [que construyen la opinión de la opinión pública].
Un saludo,
¿Comparar la estatua de un dictador con la estatua de la libertad qué objeto tiene? Habrá gete que diga "es verdad, los americanos son iguales de malos". Decir que la sociedad coreana vive así porque ellos quiere es cuanto menos cuestionable. Comparar las fotos de las selecciones, no tiene nombre.
Pero es fácil, ¿dónde te gustaría que crecieran tus hijos, en España o en Corea del Norte?
Anónimo, empiezo por el final. Tu última pregunta tiene trampa, pero la responderé igualmente: mis hijos solamente han podido nacer aquí y ahora. Me gustaría decirte además que la comparación que planteas incurre en el mismo error del que me acusas con las comparaciones que yo establezco en la reflexión.
Y termino por el final, respondiéndote que tanto esa fotografía comparativa de los símbolos de la libertad como la reflexión entera [que me da por pensar que no has leído, por la única referencia que haces a las fotografías] tienen un único objeto: sacar al lector del lugar donde le tiene ubicado el poder mediático para que pueda hacer un abordaje a eso que llamamos realidad desde otro lugar, que yo creo más digno, sobre todo porque intenta respetar la integridad intelectual del lector y su capacidad crítica, e, muy importante, autocrítica.
Esta visto que la tarea es ardua, y muchas veces estéril. Tu comentario es un ejemplo que sintetiza que [como espectador] no estás dispuesto a moverte ni un ápice del lugar donde te tienen sentado mientras escuchas sus cuentos. Entiendo que no quieras escuchar este.
No obstante, agradezco tu comentario. Un saludo,
No estoy de acuerdo. Es importante saber dónde prefieres que crezcan tus hijos porque esa es una referencia real de dónde crees que se tiene un nivel de vida mejor, no tiene ninguna trampa.
Ojalá fuera verdad, ojalá fuera cierto que Corea del Norte es una especie de paraíso en la tierra donde la gente es libre y vive feliz, pero eso es muy difícil de creer. Según tú los medios occidentales contaminan la realidad (no te lo negaréo), pero lo que leo a favor de Corea del Norte me suena a propaganda de lo más inverosímil. Y cuanto más leo menos me creo.
En qué se parecen los Borbón en el actual sistema español con la familia Kim? ¿Qué tiene que ver "adorar" por obligación al líder supremo de la nación, al parecer bajo pena de cárcel, con Mickey Mouse? ¿Qué tiene que ver que no te permitan libertad de expresión y de asociación con una sociedad apática?
La trampa reside en que de las dos propuestas que estableces solamente conocemos una a ciencia cierta [y con muchas interferencias], la nuestra, la occidental capitalista dentro de un Estado [que se autodenomina] democrático.
Otra cosa, me preocupa que en lo que has leído [de esta entrada] veas alguna valoración positiva al régimen norcoreano. Díme en qué parte yo afirmo que los norcorenaos sean libres y felices; dime dónde está la propaganda pro-norcoreana.
"Otra cosa, me preocupa que en lo que has leído [de esta entrada] veas alguna valoración positiva al régimen norcoreano. Díme en qué parte yo afirmo que los norcorenaos sean libres y felices; dime dónde está la propaganda pro-norcoreana."
Ahí tienes razón, me lie con otro comentario que había leído alabando el régimen norcoreano. Disculpas.
Anónimo anterior al último anónimo: ¿eres el mismo anónimo? ¡Qué lío! Las preguntas que formulas se responden en la entrada, pero no son respuestas al uso [mediático], un sí, un no, sí se parecen ambas realidades, no se parecen, etcétera. Ambas realidades se ponen a un nivel similar para que se sea consciente de cuánto de eso que criticamos en Corea del Norte todavía tenemos nosotros, y, sobre todo, de cómo los medios de comunicación exageran lo ajeno y minimizan lo propio. Por ejemplo, la pregunta que haces ¿en qué se parecen los Borbón en el actual sistema español con la familia Kim? Una respuesta fácil es en que ambas son dinastías de poder en el que el poder se hereda por derechos sanguíneos, pero yendo más allá, [creo que] deberíamos despojarnos de esa propaganda [en este caso, anticoreana] para criticar en su justa medida lo que tenemos aquí. Sin más.
La exageración de los males ajenos y la minimización de los propios responden a una misma estrategia [de nuestro poderes] donde la ficción nos aparta de un juico autocrítico y nos empuja constamente a criticar lo ajeno. Y, como digo en la entrada, la estrategia [repito, la estrategia, no las consecuencias] de los poderes de Corea del Norte no serán muy distintos a los nuestros.
Sí, era el mismo anónimo.
No es comparable una dinastía con otra. Si fuera con la España de Fernando VII, vale, pero con la España actual no. No es minimizar lo de aquí y magnificar lo de fuera. Aquí estamos manipulados hasta cierto punto, pero podemos ser críticos y buscar información, dar opiniones, sin miedo a represalias. Si no, tú no podrías decir lo que dices. Desgraciadamente, hasta ahora en la Historia de la Humanidad, es la única vez que se tiene acceso a la información relativamente universal y libertad de expresión, y es en las democracias occidentales, aunque tengan mucho margen de mejora.
[Anónimo, interesante debate, pero no puedo continuar. Esta tarde-noche sigo. Espero que sigas ahí, jeje, para restablecer este coitus interruptus].
bueno, me parece perfecto lo que dices pero acaso tú has estodo en corea del norte para saber si es bueno o malo, para saber si los que hablan mal de corea del norte exageran o dicen la verdad??
Lo que la prensa habla de corea del norte me recuerda a 1984 (orwell). Lo tuyo me suena a lo de siempre...teoría de la conspiración. Ambas novelas
[Me pregunto por qué los anónimos no firmais abajo, aunque sea con unas iniciales falsas, jeje].
Último anónimo, me dejas poco margen de maniobra. Pero creo que el enfoque de mi reflexión ni parte de la verdad absoluta ni de la demostración de que yo sepa mucho o poco de Corea del Norte, así que no sé.
Con lo otro que dices, lo cierto es que mi discurso, efectivamente, es otro relato, otra ficción, otra novela, como bien dices, aunque no creo que tenga nada que ver con ninguna teoría conspiranoica.
En fin, gracias por haberte molestado en comentar. Un saludo,
Penúltimo anónimo, anteriormente conocido como anónimo, a ver si podemos retomar el hilo de nuestra conversación...
Yo creo que todas la monarquías son comparables en tanto que se asignan por derecho de sangre, con lo cual ni tú ni yo elegimos a nuestro jefe de Estado, de igual manera que los norcoreanos no eligen al suyo.
Te ha preguntado cuánta población española es republicana. Te has preguntado si ese porcentaje está representado en los medios de comunicación y en los discursos que lanza el poder. Es evidente que el término libertad entendido desde el enfoque [idealizado] democrático tiene muchas aristas que cortan al menor contacto.
Y no solamente no elegimos a quien nos representa. Tampoco elegimos [los europeos en general] a los que mandan en el FMI ni en el BCE, que son los depositarios de la soberanía económica, que fija los tipos de interés, etcétera. Así que eso que llamamos democracia, como dices tú tiene más que mucho, muchísimo margen de mejora, pero es un margen que tú y yo sabemos que no vamos a ganar. Nuestra libertad es más ficticia que la de los norcoreanos, porque ellos [igual que ocurría aquí durante el franquismo] tienen a un opresor tangible, mientras que el nuestro es invisible: imposible luchar contra él.
No obstante, hay [entre otras, claro, pero creo que es la principal] una diferencia entre lo que ocurre allí y lo que ocurre aquí es obvia, y no es baladí, y en esto es seguro que estamos de acuerdo. Aquello es ideología dura y esto es ideología blanda. Es decir, que las consecuencias de criticar una estructura férrea son duras, mientras que las consecuencias de críticar una estructura flexible son blandas. Además, aquí tenemos entretenimiento del bueno, con lo cual nos queda menos tiempo para la crítica.
En fin,
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