domingo, 21 de noviembre de 2010

Los moscones y los pasteles

Hace casi dos años realicé uno de los que yo llamo mis artefactos audiovisuales, que titulé "Moscones y pasteles". La idea surgió de un anuncio publicitario que había visto en algún dominical de algún periódico. El anuncio, de un vistazo, no era gran cosa: tres niñas vestidas a la última. Pero había algo más, solamente hacía falta detenerse en la fotografía para verlo: esto. 


Ahora podemos seguir insultando al tonto del culo cerebral de Salvador Sostres y al imbécil hacia dentro de Fernando Sánchez Dragó, dos mierdas que no saben que los caminos a la incitación a la pederastia son inaccesibles para la mayoría, pero quizás no tanto en manos de algunos creativos publicitarios.

3 comentarios:

Blue dijo...

De Sostres y Dragó no digo nada. Dragó es capaz de cualquier cosa para llamar la atención, y Sostres dijo algo que no es la primera vez que escucho a un hombre en conversación en medio de las risotadas de los demás.
Y sobre la publicidad...hace ya bastantes años que leí un libro que conocerás de sobra "Subliminal. Escrito en nuestro cerebro", y desde entonces me divierte bastante analizarla, aunque no llego a las profundidades (abisales, por supuesto ;-) a las que llegas tú.
De los pederastas tampoco digo nada, que me enfermo...¡Ah!, sí, digo aquello de..."parecía un hombre normal".
Me gusta el vídeo y la canción me suena muchísimo, ja, ja (aunque se corta justo en el momento en que me apetecía escucharla, ¡ay!).

Saludos, Kez.

Siempre inspirado.

Kez dijo...

Yo de Sostres y Dragó ya he dicho todo lo que tenía que decir, de momento. A Sostres le tengo ganas, pero no sé por dónde hincarle el diente, todavía. Lo que más me molestó como espectador de la pillada de la publi del mierda Sostres fue su condición de acosador contra la única mujer que había en la mesa. La mujer no quería seguir escuchando y él no podía parar su hemorragia cerebral inciso-contusa. Bueno, también había niños por ahí, pero los niños son más selectivos que los adultos y seguro que desconectaron cuando oyeron hablar a un ombligo gigante con patas, orgulloso de escucharse a sí mismo mientras se toca el idem. ¿Ves cómo le tengo ganas? Jajaja.

Pero este no era el tema, el tema es que algunas veces en la publicidad infantil se pone el objetivo en el deseo sexual de los espectadores adultos.

[No he leído el libro que dices. No me sobre-estimes, jajaja, estoy convencido de que tú has leído mucho más que yo].

Un saludo,

Blue dijo...

Bueno, ese libro en su momento fue impactante, pero ahora está más que superado. Los mecanismos que utiliza la publicidad para entrar en nuestro cerebro ya son mucho más sofisticados que entonces, y para prueba, tu vídeo.

Leo muy poco, y cualquiera lee más que yo. Te aseguro que tengo más intuición que conocimiento, ja, ja.

Saludos, Kez.

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