lunes, 12 de julio de 2010

Mi último encuentro con Peter Kubelka

La primera vez que oí hablar del cineasta austríaco Peter Kubelka fue en una clase de "Historia del Cine", en la Universidad. El profesor (el denostado y admirado Santos Zunzunegui) empezó a capotear, que si cine estructuralista por aquí, que si cine abstracto por allá, olé y olé, hasta que puso una pequeña pieza de (el también denostado y admirado, según supe más tarde) Kubelka, titulada "Adebar" (1957):


De los apuntes de aquel día en el que conocí a Peter Kubelka rescato las siguientes notas sobre "Adebar". 1664 fotogramas que duran un total de un minuto y catorce segundos. Sobre la estructura, que viene determinada a partir de los 26 fotogramas en los que transita una frase musical pigmea y que determinan la duración de todos los planos (la mitad, 13; lo mismo 26; y el doble, 52). Tranquilos, yo tampoco entendí nada en su momento, el día que conocí a Peter Kubelka.

Aquel día, el profesor Zunzunegui también quiso poner "Arnulf Rainer" (1960), otra de las piezas de Kubelka, pero problemas de origen desconocido con el reproductor impidieron el visionado. Zunzunegui, con el gruñido sordo que le caracteriza, pasó a otro director.

Y no volví a encontrarme con Kubelka hasta el final del curso, en las fechas previas al examen. Recuerdo que pensé que Kubelka no podía caer en un examen de Historia (general) del Cine, pero después de pensar durante una fracción de segundo en el profesor Zunzunegui, me lo preparé igual que el Neorrealismo Italiano, la Nouvelle Vague, Robert Bresson, Yajuziro Ozu, Griffith y que otros muchos.

Para completar el material de los apuntes, busqué en los libros que tengo en casa sobre cine y encontré uno que se llama "Cine y Vanguardias Artísticas", de Vicente Sánchez-Biosca. Dentro ponía lo siguiente sobre "Arnulf Rainer":

Arnulf Rainer constituye quizás el caso extremo del cine métrico de Kubelka. Realizado sin cámara y haciendo abstracción de los procedimientos químicos de la fotografía, representa una renuncia a la posibilidad de modelar la luz del proyector y está construido con un mínimo de instrumentos. La parte visual de la película está compuesta tan sólo de fotogramas blancos, compltamente transparentes, y fotogramas negros, absolutamente opacos. La sonora lo está de silencio y de un "sonido blanco", que recoge todas las frecuencias sonoras, como la luz blanca acoge en su espectro todos los colores. El silencio, en cambio, representa la negación de todos los sonidos, del mismo modo que el negro es la negación de todos los colores. Sonido, luz, silencio, oscuridad: eso es todo lo que hay en Arnulf Rainer. En pocas palabras, la substancia de Arnulf Rainer es una estructura deluz y sonido, modelada según una partitura que apunta a organizar simbólicamente un cosmos, poblarlo de leyes y dotarlo de una existencia natural en relación a sí mismo.

Cuando leí esto estuve seguramente a punto de morir de varias isquemias cerebrales. Pero cuando uno está estudiando le mueve un motor ciego y temerario. La cosa es que me lo estudié. Aquel mismo día también vi, en Youtube, "Arnulf Rainer" (y me gustó, aunque no recuerdo cuánto tiempo tardé en dormirme aquella noche):


Por supuesto, Peter Kubelka fue una de las cinco preguntas del examen. Fue mi tercer encuentro con Kubelka. Sabía que el profesor Zunzu sería capaz de meternos ese palito intelectual, abstracto y estructuralista por nuestros agujeritos erógenos hasta ese momento solamente excitados por blandengues narrativos como Godard, Bresson, Kurosawa y autores así.

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