Se abre en Pez Abisal una nueva sección que integrará fragmentos de cine de no-ficción. Comenzamos con Dziga Vertov. Ni con los hermanos Lumière ni con Flaherty; la primera invitación consiste en viajar a la Unión Soviética en pleno proceso revolucionario.
Vertov terminó con la infancia del cine y lo empujó hacia una etapa de adolescencia insolente. Hasta entonces (estamos hablando de finales de los 20 y principios de los 30) el cine había mamado de los pechos de la literatura y del teatro, en tanto que artificio técnico puesto al servicio de la narrativa convencional de la época. También la pictoricidad de las películas de la época, que remitían sin duda al estilo impresionista, fue dinamitada por Vertov y otros contemporáneos suyos, en plena efervescencia del cambio social derivado de la revolución de octubre de 1917.
VERTOV: “Nosotros declaramos que los viejos films novelados, teatralizados y demás tienen la lepra. ¡No os acerquéis a ellos! ¡No les toquéis con los ojos! ¡Peligro de muerte! ¡Contagioso! Nosotros afirmamos que el futuro del arte cinematográfico es la negación de su presente...”
Con estas y otras ideas teóricas tejió Vertov la película “El hombre de la cámara” (1929), donde se visualiza una jornada entera de una urbe en la que se incluye el proceso de elaboración de la misma película que estamos viendo, y donde el rodaje de un plano es una decisión del montaje. Una técnica revolucionaria que ataca la idea de rodaje dramático, y donde “el intervalo entre dos planos sustituye la ligazón convencional vía raccord”, según DELEUZE (en La imagen-movimiento), que también se detiene sobre la idea de intervalo de Vertov y sobre la dialéctica que el director ruso pone en escena:
En Vertov, el intervalo de movimiento es la percepción, el vistazo, el ojo. Pero el ojo no es del hombre, demasiado inmóvil, sino el ojo de la cámara, es decir, un ojo en la materia. (...) La correlación de una materia no humana y un ojo sobrehumano es la dialéctica misma, porque ella es asimismo la identidad de una comunidad de la materia y de un comunismo del hombre.
Dziga Vertov. ¡La primera invitación tenía que ser al trabajo de Vertov! Su cine- ojo que todo lo ve y que debe (al hombre) hacer ver lo real, en la época del automatismo de la máquina cinematográfica y del entusiasmo colectivo.... Vertov pretendió herir de muerte al cine, en un acto de infanticidio, porque el niño se parecía demasiado a sus padres Teatro y Novela, tan burgueses ellos. Un acto de resistencia, en resumen. Casi 100 años después, el niño-cine se ha hecho hombre viejo, pero sigue viviendo cómodamente en la casa de papá y mamá...
VERTOV: “El cine-ojo es un movimiento que se intensifica incesamentemente a favor de la acción por los hechos contra la acción por la ficción, por muy fuerte que sea la impresión producida por esta última”.
Estas palabras de Vertov definen lo que suele denominarse documental, donde se dispara a la propaganda de la ficción para postular un cine surgido de lo real. Aquí lo vamos a llamar cine de la no-ficción, porque la negación de lo establecido debe ir por delante. Avant-garde... Avant-garde...
He aquí "El hombre de la cámara":
He aquí "El hombre de la cámara":
3 comentarios:
Se te va leyendo... y se va haciendo el hambre, siempre me lo dice mi madre jejeje yo, que nunca tengo ganas de comer, me dice "en el comer y el rascar, todo es empezar!" más que creerla es de obedecerla, sí... es la diferencia con lo leído, apetece por hambre, no por obediencia... y qué pasa? pues pasa que el vídeo ya no furula, shikillo... y que ahora me pongo a buscarlo como loca! jajajjajaa
Atxutxones.
Creo que internet se ha comido el comentario...
encontrado
Internet es mercado de barrio o gran superficie? ;-)
Atxutxones.
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