Primera constatación: el Imperio se resquebraja.
Y no por amenazas externas; se está deshaciendo desde dentro, como todos los imperios que ha habido en la Historia. En las películas que nos cuentan empiezan a verse los micrófonos; y los fallos de racord empiezan a ser habituales.
Segunda constatación: el Imperio prefiere la ficción para hacerse propaganda.
Ya no le basta con Hollywood e incluso el FBI hace uso de técnicas de guión para la construcción de personajes. En este caso, para la (re)construcción del personaje antagonista (un tal Osama Bin Laden, de quien solamente conocemos su papel de malo malísimo en los cuentos que nos cuentan los "negros" del Imperio), necesita partir de la foto de otra persona, realmente existente.
Tercera constatación: el Imperio todavía archiva fotos de los comunistas.
Bin Laden superpuesto a Gaspar Llamazares. Un islamista superpuesto a un comunista. Un enemigo presente superpuesto a un enemigo pasado. Un fantasma superpuesto a otro fantasma. ¡Hostias, qué cosas!
Conclusión. Para los "montajistas" del FBI quizás las conspiraciones de toda la vida empiecen a cobrar el sentido que sus enemigos siempre les han negado.
Según esta última ficción, el Islamismo sería así la continuación natural del Izquierdismo (lo que demuestra que el 11-M ha sido ETA, escribe Aznar en el reverso de la puerta de uno de los baños de la sede de la FAES, poco antes de iniciar el empujón definitivo).
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