Segunda. Es la única especie animal que le ha puesto puertas al campo. Gracias a esta aberración, surgida a partir de lo que se llama el Neolítico, los humanos han desarrollado ideas como el Estado. Mientras el resto de los animales desarrolla sus actividades alrededor del concepto concreto de territorio, la especie humana lo hace alrededor del concepto abstracto de propiedad privada.
Tercera. Es la única especie animal que mata y hace daño por placer a los de su misma especie o a los animales de otras especies. Mientras que para el resto de los animales el acto de matar adquiere un valor de uso, los integrantes de la especie humana, cuando matan y/o toruran, le otorgan a sus actos un valor de cambio.
Cuarta. Es la única especie animal cuyas hembras asumen el acto de parir como una enfermedad que necesita cuidados externos. Mientras que el resto de los animales asume el dolor del parto de forma documental, en su propio ambiente y en una posición natural de expulsión de su(s) cría(s), la especie humana prefiere la ficción por las drogas paliativas, en un ambiente extraño y en una posición de expulsión que favorece más al cuidador externo que a la propia madre.
Quinta. Es la única especie animal cuyas crías no tienen mecanismos de separación de sus padres. Esta aberración se produce sobre todo en algunos países que se autodenominan desarrollados, donde la edad de la descendencia puede llegar a la mitad de su vida y todavía no ha pensado en salir del nido familiar.
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