El franquismo fue esa etapa española en la que pasó de todo y en la que no pasó de nada. En el cine español ocurrió lo mismo (CAPARRÓS, en "El cine político . Visto después del franquismo"):
Se estaba muriendo el denominado Nuevo Cine Español, esa generación perdida que apareció tras la renovación promulgada con Bardem y Berlanga y el impulso creador de los hombres salidos posteriormente de la Escuela Oficial de Cinematografía.
Jaime Chávarri emerge de esa generación perdida, y junto con otros, intenta la construcción de un nuevo cine español (CAPARRÓS):
A tal fin, rodarían en formato reducido – en 16 mm. especialmente -, más barato y asequible para sus modestos bolsillos, debido a que la producción era propia –o sea, particular, no industrial -, con guiones originales de cada uno – que por ser películas privadas no tenían que pasar por censura -, con presupuestos irrisorios y en colaboración – en sistema cooperativo – y libres de coacciones y sin miedos de ningún tipo (como por ejemplo la “protección” oficial).
Junto a Jaime Chavarri, Pere Portabella, Emilio Martínez Lázaro, Antonio Gasset, Ricardo Franco, entre otros muchos, fueron los cineastas underground de la época, los marginados del sistema cinematográfico oficial. Muchos de ellos terminaron, buscándolo o sin buscarlo, siendo absorbidos por la industria, entre ellos Chavarri, que para realizar “El desencanto” (1976) contó con la producción del ya conocido por entonces Elías Querejeta, el cual apostaba por primera vez por el género de no-ficción.
Jaime Chavarri, sobre su film, y a modo de sinopsis, comenta que “en el fondo, en el film no sucede nada, todo es cotidiano y sólo hay una carga subterránea que encierra un interés social. Es el hecho de que los protagonistas cuenten su vida con crudeza, lo que da dramatismo al film”.
Jaime Chavarri, sobre su film, y a modo de sinopsis, comenta que “en el fondo, en el film no sucede nada, todo es cotidiano y sólo hay una carga subterránea que encierra un interés social. Es el hecho de que los protagonistas cuenten su vida con crudeza, lo que da dramatismo al film”.
Pero la sinopsis de Chavarri tiene trampa, porque hay más que eso. Hay un famoso poeta de la España franquista llamado Leopoldo Panero, cuya familia y amigos recuerdan y desnudan delante de la cámara: el relato logra que todos esos desencantos (individuales) se extrapolen automáticamente en el desencanto (colectivo) del régimen franquista, cuando el cadáver del dictador estaba todavía caliente, por así decirlo.
Y también hay una aventura narrativa y una subversión ideológica no vistas hasta entonces en territorio español (CAPARRÓS):
(El desencanto) bebe de las fuentes del reportaje vivo, dentro de una línea análoga al “cinema-verité” o a la dialéctica del “cine-ojo” de Dziga Vertov – si me apuran un poco -, del documental de ficción, pero con personajes auténticos.
Nota para los incrédulos, se acaba de decir documental de ficción.
He aquí "El desencanto":
1 comentarios:
Aún esta semana he estado viendo "123 al escondite inglés" que Chávarri escribió junto a Zulueta, lo que son las cosas, iba a hacer un post sobre ello.
No obstante, aunque "al escondite inglés" tiene mucho de provocativa en 1969, cinematográficamente no llega a la suela de los talones a la maravillosa película que comentas, simplemente arrebatadora.
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